Hacía mucho tiempo que tenía ganas de escribir sobre Acorralado (First Blood). No solo porque las películas de Rambo me hayan producido una especie de fascinación desde que era pequeño, sino porque creo que ésta, en concreto, es una película a la que hay que prestarle una atención especial.
Y es que, aunque la imagen más icónica de John Rambo sea la de un musculoso soldado repleto de pectorales y ametralladoras, sus inicios muestran a una persona mucho más real y cercana que el famoso héroe de acción.
¿Qué nos cuenta Acorralado (Rambo)?
John Rambo (Sylvester Stallone) es un soldado veterano de la guerra de Vietnam que viaja por Estados Unidos acompañado solo por su petate. En su trayecto, se acerca a visitar a un antiguo compañero, pero éste ha fallecido de cáncer y esto trastoca sus planes casi tanto como su moral.
Apagado y apenado, Rambo llega a Hope, un pequeño pueblo del norte del país, en busca de un sitio para comer. Pero allí, el sheriff Teasle (Brian Dennehy) marca su ley con mano dura.
La ley de Teasle consiste en expulsar del pueblo a todo aquel que tenga mala pinta, algo tan amplio como subjetivo, pero que incluye al pobre Rambo. Éste, que tan solo quiere comer algo y seguir su camino, no hace demasiado caso de las advertencias del sheriff, que acaba llevándolo a comisaria, donde empieza lo bueno.
El impacto de Acorralado en el cine bélico y de Vietnam
Ya ha pasado casi medio siglo desde que terminó la guerra de Vietnam, pero no es ningún secreto el tremendo impacto que el conflicto dejó en la sociedad estadounidense.
Como otros muchos eventos históricos y bélicos, esta guerra también se hizo su hueco en el cine, con títulos que la trataban y retrataban de un modo más o menos épico, pero sin ser capaces de abordar uno de los problemas más graves que asomaban en este país.
En esto, Acorralado marca un antes y un después. Aquí, se nos muestra la cruda realidad de lo que vivían y padecían muchos de los veteranos de Vietnam: una sensación de soledad, de falta de recursos y de ausencia de comprensión total.
Pero no es que a Rambo y a los suyos los dejen solos e incomprendidos. La cosa va más allá, hasta el punto de que sufren una marginación y un desprecio absoluto cuando retornan a casa. En lugar de ser los héroes que soñaban, son unos apestados que terminan, en caso de fortuna, siendo unos vagabundos.
Lo bueno de Rambo es que, cuando se siente acorralado (nunca mejor dicho), decide no rendirse, sino que les da la respuesta proporcionada a esas fuerzas públicas que, una vez que lo han usado, ahora lo quieren desmembrar.
John Rambo, más que un soldado
Voy a insistir en esto, aunque solo lo quiero aplicar para la primera película de la saga de Rambo. Porque Acorralado es la única en la que veo a la persona predominar sobre el soldado. Aunque el talento interpretativo de Stallone no haya destacado nunca por transmitir sentimientos súper profundos, aquí es capaz de hacernos ver a una persona atormentada y con muchos puntos grises en sus recuerdos.
En esto, también son hábiles la dirección y el montaje que hace Ted Kotcheff, que sabe imprimir el ritmo adecuado en los momentos oportunos, gracias a algunos flashbacks que golpean fuerte al espectador, al sacarlo del espacio, del tiempo y de las reglas de juego en las que está ocurriendo la acción principal.
Ésta es otra de las claves para que Rambo adquiera más credibilidad. Al Rambo más famoso lo imaginamos siempre en escenarios bélicos alejados de nuestro día a día, con rivales que adquieren una personalidad tan extrema que llegan a parecer seres de fantasía y terror, totalmente alejados a los peligros a los que nos enfrentamos en el día a día.
Aquí estamos en un pueblo normal y corriente de Estados Unidos, en el que, para un individuo como Rambo, los problemas mayores son el frío y la búsqueda de un sitio para comer, hasta que aparece un personaje antagonista que, sí, también es real y, aunque tiene las exageraciones necesarias para que la ficción funcione, no deja de ser una versión del típico matón que todos hemos visto o padecido en el colegio, rodeado de los lameculitos clásicos, que aquí están representados por unos pobres oficiales que no están a la altura de las circunstancias.
El acertado reparto de Acorralado
Creo que todos estamos de acuerdo en que, además de lo icónico que es el rostro de Stallone en el personaje de John Rambo, el que se lleva aquí todas las miradas es Brian Dennehy como sheriff Teasle. Lo gracioso es que a nadie se le ocurriría cambiarlo si pudiera e incluso nos costaría imaginarnos a ese personaje con otro rostro.
Pero antes que Dennehy, hubo otras propuestas muy llamativas. Algunas de las primeras fueron Burt Lancaster y Lee Marvin, en unos tiempos tan precoces que, para el papel de John Rambo se barajaban los nombres de Clint Eastwood o Robert De Niro.
Entre mis favoritos, que por desgracia se han quedado en sueños incumplidos, los nombres de Gene Hackman y Robert Duvall en la piel de Teasle y, por supuesto, el de Kirk Douglas como coronel Trautman, en lugar de Richard Crenna.
Otra visión, otro final
El hecho de que Douglas finalmente no participara en esta película fue por su exigencia de que la película fuera más similar al libro original, con un final más crudo y menos comercial.
Personalmente, creo que la película habría sido aún superior con esta versión y la colaboración de Douglas, pero es cierto que el filón económico que aconteció con las consiguientes entregas, probablemente, no habría existido.
Pero hay que recordar que ni siquiera la versión que hoy conocemos fue la primera que se montó. El corte inicial superaba las tres horas y, según palabras de Stallone, era tan mala que habría acabado con su carrera.
Lo que dijeron el público y la crítica de Acorralado
Acorralado tuvo bastante éxito en la taquilla. No era una apuesta demasiado segura y, al principio, tuvo dificultades para conseguir distribuidor en Estados Unidos. Pero después de todas las proyecciones a nivel mundial, había multiplicado su presupuesto casi diez veces.
En lo que se refiere a la crítica especializada, las voces fueron menos unánimes y, mientras algunos aplaudían el ritmo y las interpretaciones de los personajes principales, otros simplemente la consideraban como una película de acción con un mal final.
Actualmente, Acorralado está vista como una película mucho más sentida y oscura que el resto de las películas de la saga de Rambo. Personalmente, la considero muy superior a todas las demás, sentimiento que he ido reforzando con el paso de los años, sobre todo en comparación con las otras dos entregas ochenteras.
No quiero decir con esto que las aventuras de Rambo en Vietnam y Afganistán me parezcan prescindibles. Son películas de acción que transmiten de un modo directo un tipo de cine y entretenimiento muy ochentero, con todo lo bueno que eso tiene, del mismo modo que las dos últimas entregas son un reflejo del espíritu de remakes y reboots que han padecido tantas y tantas producciones en los últimos años.
Como siempre, estoy deseoso de leer vuestras opiniones sobre Acorralado y sobre esta reseña. Podéis dejar vuestros comentarios por aquí o escribirme en mi cuenta de twitter, en la que suelo publicar y compartir contenidos sobre cine y series muy a menudo.
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