Hay películas que sirven como ejemplo de lo mágico que puede llegar a ser el cine. Películas en las que, te plantean una locura y te la tragas, porque te la enseñan de un modo tan verosímil que no te planteas ni dudar. Esto es lo que pasa con Almas de metal (Westworld. Michael Crichton, 1973).
Y es que, además de la película en sí, lo que nos plantea la historia de Almas de metal es, igualmente, una fantasía cuyo realismo nos atrae, nos seduce y nos convence de que extremos así también pueden ser posibles.
Qué nos cuenta Almas de metal
En un escenario futuro, Peter (Richard Benjamin) y John (James Brolin) acuden a un parque de atracciones temático, donde se pueden vivir experiencias de otras épocas, como la Edad Media o el Oeste americano, e interactuar con unos robots que son prácticamente indistinguibles de los seres humanos.
Pero el problema comienza cuando los robots comienzan a comportarse con libre albedrío, sin hacer caso a su programación predefinida, pero sí siguiendo los instintos más coherentes con el universo para el que fueron creados y con la personalidad más definida, sin ningún tipo de doblez.
Es el caso del robot pistolero, interpretado por un genial Yul Brynner, que persigue a los protagonistas sin ningún tipo de piedad ni de reflexión humana.
Michael Crichton anticipándose al futuro
El nombre de Michael Crichton se hizo tremendamente popular en los años 90, gracias a su novela y guion de Parque Jurásico (Jurassic Park. Steven Spielberg, 1993). Pero hay que decir que, para los amantes de la ciencia ficción, ya era todo un tótem.
Almas de metal fue rodada veinte años antes que Parque Jurásico y, al igual que ésta, se ambienta en un parque de atracciones temático. Según se cuenta, fue una visita de Crichton a Disneyland la que le inspiró esta historia, al ver cómo había robots que se movían en alguna de las atracciones. Así, pensó que, ya en los años 80, este tipo de tecnología habría evolucionado lo suficiente como para tener robots que fuera prácticamente humanos en algunos parques de éstos.
No podemos decir que sus predicciones fueran equivocadas en lo que respecta al concepto, aunque sí que pecó de optimista en términos temporales. Pero, al igual que sucede con las obras de Isaac Asimov, aquí se plantea el terrible conflicto de hasta qué punto se le puede dar autonomía y confianza a un robot.
Recepción y crítica de Almas de metal
Esta época fue genial para el cine de ciencia ficción. Después de que Kubrick diera un golpe en la mesa con su 2001: Una odisea del espacio (2001: A Space Odissey, 1968), el género en el cine se tomó mucho más en serio, alejándose ya para siempre de esas creaciones de serie B tan populares y entretenidas de los años 50.
Sin la necesidad de enormes producciones como ésa, sí que se comenzaron a dar títulos relevantes y con más entidad. Ejemplos pueden ser El planeta de los simios (Planet of the Apes. Franklin J. Schaffner, 1968), o Cuando el destino nos alcance (Soylent Green. Richard Fleischer, 1973).
Con este contexto favorable, Almas de metal fue todo un éxito en taquilla. Además de jugar con la ciencia ficción y la acción, también era una vuelta de tuerca al género del western, que estaba ya de capa caída y para el que costaba encontrar nuevos argumentos.
Esto supuso unos grandes beneficios, ya que el presupuesto de la película fue muy ajustado para lo que pueda parecer al verla. Crichton logró que la producción se mantuviera en unos números accesibles, sobre todo, porque la mayor estrella del reparto, Yul Brynner, aceptó el papel con un sueldo bastante bajo, ya que tenía una gran necesidad económica.
También ayudó a esto que toda la grabación se completara en tan solo 30 días, tiempo en el que se pudo grabar mucho metraje, con escenas que podían resultar muy importantes a priori y que, posteriormente, Crichton eliminó del montaje final.
Secuelas y serie a posteriori
El éxito de Almas de metal provocó que se hiciera una secuela tres años después, dirigida por Richard T. Heffron, protagonizada por Peter Fonda y Yul Brynner de nuevo y con un título también a juego: Mundo futuro (Futureworld). Ésta no tuvo ni la calidad ni la repercusión de la original, y Crichton estuvo fuera de la historia.
Lo que sí ha tenido un mayor éxito y repercusión fue el relanzamiento en formato de serie de televisión. Westworld, protagonizada por Evan Rachel Wood, Anthony Hopkins y Ed Harris se ha ido convirtiendo en una serie de culto en los últimos años, profundizando mucho más en la premisa de unos robots que pueden sustituir o complementar a los seres humanos en muchos aspectos.
De todos modos, el resultado de esta serie, a pesar de ser notable, no se puede asemejar a ese estilo tan puro y directo de la Almas de metal dirigida por Crichton. Ésta sigue siendo un título con fuerza casi medio siglo después de su estreno y, a pesar de su pertenencia irrenunciable a su época, se deja ver con mucho agrado.
4 comentarios
Muy buen comentario y gran película.
Todavía la recuerdo de mi infancia y tengo grabada la tensión de la persecución de Yul Brynner (más que tensión, miedo).
Como dices, realmente original e impactante.
Un saludo.
Muchas gracias, Francisco Javier! Un abrazo
Vaya, pues no tenía ni idea de esta película, pero tiene buena pinta. Es curioso lo de Crichton, ya que por aquella época debía ser bastante joven… Buen artículo.
Sí, Juanan, tenía treinta y pocos años, pero es que éste señor era un crack precoz! Muchas gracias por tu vista y tu comentario!
Un abrazo.