American Graffiti es la segunda película dirigida por George Lucas, también escrita por él, y producida por Francis Ford Coppola en 1973. A pesar de que ya había dirigido THX1138 unos años antes, ésta fue la película que puso su nombre sobre la palestra aunque, obviamente, no tanto como lo que vendría años después con la saga de La guerra de las galaxias.
Para los fans de éstas últimas que no conozcan American Graffiti, hay que decirles que no tienen nada que ver. Aquí, la trama se traslada a los años cincuenta, que fueron los años de juventud de Lucas. Unos años tan añorados por él como por muchos más americanos de su generación, ya que fueron unos tiempos en los que la juventud se iba desempeñando con una prosperidad desconocida por las generaciones anteriores, y con muchos símbolos e ídolos que aún hoy permanecen en la memoria colectiva.
American Graffiti es, concretamente, la noche de despedida de unos amigos en la que es su última velada juntos antes de que cada uno comience un nuevo camino en la vida. Es, en conjunto, una noche de aventuras, de amores, desamores, ligues, coches y música. Y también es una noche de dudas, preguntas, inseguridades y miedos. Pero esos miedos adolescentes todos los entendemos y también los echamos de menos, ya que la libreta está en blanco aún.
El reparto de la película incluye a unos cuantos nombres que son de sobra conocidos, como Ron Howard, Richard Dreyfuss, Harrison Ford o Bo Hopkins. Pero sí, todos ellos tan jovencitos que no son los típicos rostros a los que estamos más acostumbrados.
El proceso de producción de la película fue un poco de idas y venidas, sobre todo tras la negativa de United Artists y hasta la firma de Universal y también de Coppola. Pero más quebraderos de cabeza le dio el rodaje a Lucas, con borracheras, accidentes y peleas de los actores, e incluso el incendio de la habitación donde se hospedaba.
Pero una vez finalizada la grabación, y también la edición, Lucas siguió encontrándose con problemas. Universal quería hacer su propio montaje de la película, y cuando por fin accedió a modificarla ligeramente, decidió que sólo se iba a estrenar en los circuitos televisivos. Pero el boca a boca en el mundillo del cine y la insistencia de Lucas y Coppola, así como el interés de otros grandes estudios, permitieron que American Graffiti consiguiera estrenarse en unas cuantas salas comerciales.
Aunque el éxito fue moderado en sus inicios, se estuvo manteniendo en cartel durante un tiempo, como lo que se suele llamar sleeper hit, hasta llegar a una recaudación millonaria con toda la recaudación mundial. Y estos números crecieron muchísimo en los reestrenos que hubo en los siguientes años, haciendo de American Graffiti uno de los filmes más rentables de todos los tiempos.
Actualmente, aunque haya sido con el paso de los años, el reconocimiento de la crítica y el cariño del público a esas historias y a esa banda sonora tan memorable han hecho que ésta sea una de los películas de culto por excelencia.
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