Lo de Berlín occidente suena lejos en el tiempo. Hace ya bastantes años de la caída del muro y, además, Berlín occidente fue rodada en 1948, mucho antes de que la ciudad estuviera tan drásticamente dividida. El final de la peor guerra de la Historia dejó gravísimas secuelas en la capital alemana y hubo muchos testimonios prácticamente inmediatos que nos siguen recordando cómo era la situación.
A Billy Wilder, esto le tocaba de cerca. Nacido en una pequeña ciudad de la actual Polonia y formado en Viena, tuvo que salir pitando de Berlín cuando Hitler llegó al poder, debido a sus raíces judías.
Esto, si cabe, le añade más mérito a Berlín occidente, con la cual Wilder nos regala una bonita historia romántica, con toques de humor y bastante mala leche.
Qué nos cuenta Berlín occidente
Berlín occidente se basa en una historia de Robert Harari, en la que nos cuenta la historia de Phoebe Frost (Jean Arthur), una congresista que viaja a la zona ocupada por los americanos del Berlín de la posguerra. El objetivo de este viaje es investigar si se está dando buen uso las ayudas que Estados Unidos está enviando a Alemania y conocer más de cerca la realidad de los militares que están allí destinados.
En este punto es donde también aparece el capitán John Pringle (John Lund), un pícaro militar que, además de saber moverse muy bien en el mercado negro imprescindible para sobrevivir en la capital alemana, tiene un lío con Erika von Schlütow (Marlene Dietrich). Ésta trabaja como cantante en un bareto nocturno y tiene un pasado un poco oscuro, sobre todo por su relación con un alto jerarca nazi.
Este triángulo es el que da sentido a la trama romántica del film, y también cómica. El toque dramático, es más escaso, y viene dado por algún elemento y personaje muy secundarios. El resto de personajes, de hecho, y con la excepción del coronel Plummer (Millard Mitchell), se podría decir que es, incluso, prescindible.
Estos puntos le podrían haber supuesto algún problema a otros cineastas. Un guion con tan pocos personajes y con un tono tan poco acorde con el tema y el contexto que iban a tratar no parece fácil de trabajar, a priori. Pero el resultado demuestra que sí se podía y que fue todo un acierto ponerlo en manos de Wilder.
Marlene Dietrich vs Jean Arthur
Una de las cosas que más llama la atención de Berlín occidente es que las dos mujeres protagonistas eran ya dos actrices tan consagradas que casi se podría decir que estaban de vuelta. Ninguna de las dos reconocía por entonces su verdadera edad, pero ambas se acercaban más a los 50 que a los 40, cosa que tampoco parece al verlas en pantalla.
En el caso de Jean Arthur, ésta fue su penúltima película, en la que trabajó sufriendo por múltiples inseguridades sobre sí misma y sobre su compañera. Esto llegó a enfrentarla en algún momento a Wilder, quien supo manejar la situación con la sabiduría de un director mucho más veterano que él en aquellos momentos.
Pero la realidad es que, aunque la Dietrich fuera más famosa, cayera mejor al equipo de rodaje y fuera amiga personal de Wilder, el resultado final deja en muy buen lugar a Arthur. Seguramente, el problema fuera más una proyección de los propios personajes sobre su relación personal. Pero, visto hoy en día, ¡qué maravilla poder contar con estas dos actrices frente a frente!
Recepción y crítica de Berlín occidente
Wilder venía de conseguir dos grandes películas en los últimos años: Perdición (Double Indemnity) y Días sin huella (The Lost Weekend). Esto, añadido a sus trabajos anteriores, le daba suficiente crédito como para afrontar una aventura de nuevo cómica, aunque en con unos costes bastante altos por las localizaciones y el plantel que quería.
Su estreno se produjo pocos días después de otra película de Wilder, El vals del emperador (The Emperor Waltz), pero su repercusión fue mayor que la de ésta. Las críticas en su momento se centraron en que el tono de la película y, posiblemente, su mensaje, podrían resultar incómodos al Congreso y a algún mando del ejército.
En el fondo, ésta es la función de este tipo de películas. La crítica a través del humor no solo es más inteligente, sino que es más eficaz, ya que llega a todo el mundo. Y Wilder lo consigue, añadiéndole ese toque romántico e inocente que tan bien funciona en la gran pantalla.
Berlín occidente tuvo alguna nominación menor en los premios de esos años, aunque no pudo llevarse ningún galardón de renombre. Para el gran público, tampoco es una de las películas más reconocidas del director. Si acaso, sigue estando en la mente de muchos por contar con una Marlene Dietrich muy interesante en el reparto y en su papel.
Lo que nadie puede negar es que sigue siendo una película muy entretenida. Su triángulo amoroso funciona muy bien y en ningún momento decae el ritmo. Es cierto que carece de la genialidad que Wilder sí logró en otras comedias posteriores, pero esto no ha de quitarle mérito.
Aunque muchos la consideren menor en su filmografía, sigue estando por encima de muchas otras comedias románticas y, aunque sea solo por su atractivo reparto y la dirección, merece la pena darle una oportunidad.
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