Brazil es el retrato de un mundo donde ninguno querríamos vivir. Es un mundo que consta sólo de burocracia y represión, cómo no, a cargo de un estado omnipotente ante el que hay pocas posibilidades de rebelarse.
Pero un aparato tan burocratizado también comete errores, y eso hace que detengan al inocente Harry Buttle en lugar de al terrorista Harry Tuttle (Robert De Niro). El funcionario Sam Lowry (Jonathan Pryce) es el encargado de darle un cheque de indemnización a la viuda Buttle, y a partir de ahí todas las dudas que tenía con respecto a su privilegiada vida en esa sociedad tan dispar saltan por los aires, decidiéndose a colaborar con los que se rebelan contra el sistema.
Terry Gilliam bebe mucho de dos fuentes literarias a la hora de crear el universo de Brazil: 1984 de Orwell y El proceso de Kafka, pero tampoco se aleja del tono Python. Aunque esta película no sea ni mucho menos una comedia, los pequeños destellos de ironía y sátira se dejan ver continuamente, haciendo de la crítica hacia un mundo controlador y represor algo mucho más sutil e inteligente, a pesar de que no tuvo censuras que evitar. Bueno, para ser honestos, sí que las tuvo: los productores no veían claro el éxito de la película por su tono pesimista y deprimente, y terminaron por incluir un final alternativo más feliz que fue el que se estrenó en televisión y en el vídeo doméstico durante la década de los ochenta. Actualmente, están disponibles ambas versiones, tanto la original estrenada en los cines, que es la verdadera de Gilliam, como la más happy ending de los del sillón de cuero.
Pero estas discusiones entre autores y empresarios son bastante normales y entendibles. Cada uno defiende su postura y tres décadas después se puede ver que ambas partes tenían razón. La película fue recibida ligeramente bien por la crítica especializada, pero cosechó un tremendo fracaso en taquilla. A pesar de ello, con el paso del tiempo y, como ha pasado en tantas ocasiones, la distribución doméstica realzó el prestigio de Brazil y, también, el de su escritor y director, Terry Gilliam, y hoy en día es toda una película de culto por su temática, por su manera de tratarla, y por todo el look único y tan característico.
Sí, puede que no sea una película destinada al público palomitero ávido de simple entretenimiento. Pero si buscas algo más, Brazil te lo puede dar, porque tiene mucho.
Me acuerdo con mucho cariño de esta película, la voy a volver a ver de nuevo. Me ha encantado el comentario