Ciudadano Kane es para muchos la mejor película de la historia. Ciertamente, ésa es una afirmación muy difícil de mantener, ya que cada cinéfilo tiene su propia clasificación y sus propias preferencias. Pero, aunque muchos de sus detractores le achaquen un mal envejecimiento, ya que tiene más de setenta años, nadie puede negar la gran influencia que ha ejercido durante todo este tiempo.

Orson Welles escribió, dirigió y protagonizó esta cinta que suponía su debut tras las cámaras, y que también supuso su único Oscar, si exceptuamos el honorífico que recibió treinta años más tarde, por el guión elaborado junto a Herman J. Mankiewicz.

Ciudadano Kane hace referencia a Charles Foster Kane, un ficticio magnate de los medios de comunicación americano cuya influencia era prácticamente infinita durante los años finales del s. XIX y las primeras décadas del s. XX. Para quien no lo sepa, Kane es un retrato cinematográfico de William Randolph Hearst, quien sí fue un gran magnate en la vida real, exitoso empresario, y principal impulsor del periodismo sensacionalista que tan de moda se puso por aquellos años.

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Ciudadano Kane, ciudadano Hearst

Aunque la película comienza narrando la muerte de Kane, Hearst tardaría en morir aún diez años en la vida real y, aunque su poder ya no era tan grande, intentó torpedear por todos los medios el estreno y promoción de la película. Tal vez eso ayudó a que la película supusiera un fracaso comercial, y hasta pasados unos cuantos años no comenzó a ser reconocida como la obra maestra que es.

La historia de Kane se cuenta a través de flashbacks, traídos por las diversas entrevistas que hace un periodista a antiguos conocidos y colaboradores de aquel, y que investiga el significado de la última palabra que éste pronunció antes de morir: Rosebud. Esto no era un recurso narrativo habitual en el cine de la época, y funciona a la perfección a la hora de recorrer las distintas partes de su vida y su evolución como persona y como empresario, así como para enganchar a una audiencia a la que, aunque se le descubriera el final de su vida justo al comienzo de la película, se le oculta lo que podría dar sentido a la figura del protagonista.

Pero no sólo la temática controvertida sobre un personaje de actualidad y la manera de contar la historia fueron algo innovador en Ciudadano Kane. También otros aspectos técnicos como la fotografía, el uso de la profundidad de campo o los distintos tipos de planos usados fueron algo novedoso. Welles siempre atribuyó estos logros a que su inexperiencia tras las cámaras le llevaba a actuar de manera casi imprudente, aunque afortunada. Pero es cierto que el joven director había estudiado y visto mucho cine de muchos géneros distintos, y cogió lo que más le gustaba de cada uno de ellos, haciendo que la nueva receta funcionara a la perfección.

La mayoría de los actores que participan en Ciudadano Kane eran novatos en el mundo del cine. Muchos de ellos procedían de la compañía teatral que Welles dirigía, y se puede decir que, aunque éste fuera un trampolín profesional para la mayoría, sólo Joseph Cotten y Everett Sloane, además del propio Welles, consiguieron papeles relevantes a posteriori.

En conclusión, Ciudadano Kane lleva muchas décadas siendo una película de referencia para directores, críticos y aficionados al cine, y no seremos nosotros los que discutamos la calidad que atesora. Aunque tenga muchos años, lo que es bueno nunca pasa de moda.

Un comentario

  1. jp dice:

    Una grandísima película sin perder de rumbo la época en la que se rodo.

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