Crash es una película dirigida por David Cronenberg en 1996 y protagonizada por James Spader y Holly Hunter. Y, como bien puede dar a entender su título (que se puede traducir como «choque»), Crash va de colisiones, en muchos sentidos de la palabra.

La película cuenta la historia de James, un productor de televisión cuya vida sexual es, por andarse sin rodeos, bastante poco normal. Él y su mujer cometen infidelidades que no lo son tanto, ya que luego utilizan estas experiencias para contárselas al otro, como si esto fuera algo que les excitara.

Una noche, James tiene un accidente de tráfico en el que choca contra el coche de Helen, matando a su marido. Y aquí es donde comienza un antes y un después en la vida de ambos. No solo por el accidente, sino porque se dan cuenta de que éste les ha provocado un morbo que, a partir de ahora, utilizarán para conducir su vida sexual.

crash cronenberg

Pero James y Helen no están solos en esto. En el hospital donde se encuentran internados, el doctor Vaughan (Elias Koteas) dirige a un grupo de fetichistas que, precisamente, se excitan con los accidentes de tráfico y con estas cosas que tienen que ver con los heridos, las muertes, las prótesis, etc. Vamos, que, a partir de un accidente de coche, la excitación es tal que prácticamente todo vale.

Como se puede entender, la premisa de Crash es bastante extraña ya de por sí. Y no es que a Cronenberg le haga falta una excusa para crear una película de culto, pero si tiene algo como esto entre manos, los resultados son mucho mejores.

Crash, una película no apta para todos los públicos

Lo que queremos decir es que, para empezar, Crash consiguió provocar un gran choque en su estreno. Los primeros visionados ya motivaron una división de sentires terrible, que luego se acentuó, entre público y crítica y, también, dentro de cada uno de estos dos grandes grupos de opinión.

Hay gente que la consideró una obra maestra desde el principio, por la intensidad y la profundidad con la que se tratan los temas de la sexualidad y de las parafilias. Pero, en el lado opuesto, también se alzaron muchas voces críticas tachándola de vacía, de pretenciosa o, directamente, de estupidez sobrevalorada.

Crash sufrió la censura en muchas partes del Reino Unido, lo cual seguramente aumentara el interés de gran parte de su audiencia y alimentara el estatus de película de culto para la posteridad. Pero, siendo justos, hay que decir que Cronenberg llegó a suavizar la trama de la novela original de James G. Ballard, publicada en 1973.

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En ella, como curiosidad cinéfila, el objetivo del doctor Vaughan no era otro que llegar al clímax sexual chocando su coche contra el de Elizabeth Taylor y matándola. Esto, a pesar de que Taylor seguía viva por aquel entonces, no se trasladó a la película, pero no deja de ser divertido imaginarse si ella hubiera accedido a participar en algo así y cómo hubiera afectado al resultado final de la película.

Los resultados de la película en términos económicos no fueron muy brillantes. No debemos pensar que fuera una película tremendamente costosa, ya que su presupuesto rondó entre los nueve y los diez millones de dólares. Pero la taquilla no respondió demasiado bien incluso con el cebo de que había obtenido un Premio especial del jurado en el Festival de Cannes.

Crash como película de culto

El público que se veía atraído por esas críticas y todo el morbo que rodeaba al argumento no era lo suficientemente grande y, probablemente, la fama de Cronenberg como director poco comercial tampoco ayudaba. A pesar de contar con un reparto en el que había nombres conocidos, es justo reconocer que el ritmo de la película no es demasiado ágil y que el tono, en general, resulta bastante oscuro, por lo que es normal que, pasados unos días del estreno, la atención sobre esta película decayera bastante.

De todos modos, esto no es óbice para reconocer que Crash es una película de culto con todas las de la ley y que no solo está indicada para espectadores de gustos más particulares, sino que también puede tener un hueco para los estudiosos del cine en términos artísticos.

De hecho, la revista Cahiers du cinema la consideró mejor película de 1996 y Martin Scorsese la incluyó en octavo lugar de su lista de mejores películas de los 90.

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Nosotros, por nuestra parte, reconocemos que Crash es una película de culto y que, como casi todas las de este director, merece al menos un visionado. Eso sí, a la hora de elegir entre las mejores películas de Cronenberg, es probable que tuviéramos alguna otra preferencia, como Videodrome o La mosca. No son tan morbosas y para muchos espectadores tampoco traerán tan buenos recuerdos según la época en la que las vieron, pero, al igual que Crash, son películas de culto y en las que Cronenberg consiguió expresar su estilo incluso adaptando versiones clásicas de terror.

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