Desaparecida (Spoorloos) es la típica película que, si no te la recomiendan por algún lado, es complicado que des con ella. Tiene treinta años, es holandesa y no sale ningún actor famoso en ella. Vamos, que es normal que esté tan desaparecida como lo que dice su título.
Dejando los malos juegos de palabras a un lado, Desaparecida vuelve a ser una muestra de film que une calidad a discreción, y esto ha ayudado a su estatus de película de culto. Esto y que gente como Stanley Kubrick se dirigieran a ella como «la película más terrorífica que haya visto».
¿Es Desaparecida una película de terror?
Mucha gente que no la ha visto se pregunta esto. Y la respuesta es difícil. Si entendemos por terror un género que solo vaya de sustos, matanzas y sangre, no es el caso. Pero si lo que queremos es una película con esa tensión psicológica y esa angustia de querer ir un poco más rápido para saber de una vez qué es lo que pasa o lo que ha pasado, ésta es nuestra película.
Desaparecida es ágil, pero no tiene prisa. La película tiene un ritmo que nunca cansa y eso que no hay nada de acción en ella. Los planos son reposados y descriptivos, y los personajes miran con calma, unos con sonrisas, otros con preocupación y otros con inteligencia. Las prisas solo van llegando al avanzar el metraje, con esas contradicciones que solo las películas buenas consiguen: provocar un deseo irrefrenable de conocer el final y, a la vez, pretender que la película no termine nunca.
¿Qué tiene Desaparecida para ser tan eficaz?
Es difícil responder a esta pregunta. Lo sencillo es pensar que hay mucho talento detrás. Pero, sobre todo, lo que hay es mucha inteligencia. El director, George Sluizer, no se arriesga a crear artificios ni trampas. Lo que sucede es que maneja con una terrible perspicacia esas distancias tan críticas como son las diferencias entre el conocimiento de los protagonistas y del espectador.
Cuando el director va un paso por delante de los actores y éstos, al menos en parte, también le sacan ventaja al espectador, es cuando la tensión se logra con mayor eficacia.
Hay que insistir en que Desaparecida es una película sencilla, que prácticamente se puede replicar con un presupuesto muy ajustado y cuyo éxito reposa en la habilidad del director y de los actores.
Aquí, los personajes principales son tres, interpretados por Bernard-Pierre Donnadieu, Gene Bervoets y Johanna ter Steege. Rostros desconocidos para el gran público, un poco más familiares para los aficionados al cine europeo y, sobre todo, completamente creíbles. Especial mención para la Saskia de Johanna, cuya naturaleza, sencillez y cercanía hacen, si cabe, aún más eficaz la tensión de su desaparición incomprensible.
El remake hollywodiense de Desaparecida
Los reconocimientos a Desaparecida fueron poco llamativos pero muy eficaces. Es lo que tienen las películas de culto, que las ve la persona indicada y se convierten en una lanzadera para sus creadores. Vale, Sluizer no dio el gran salto de su carrera aquí –tampoco sabemos si le interesaba–, pero sí que tuvo la oportunidad de hacer una segunda versión de su película en Hollywood, con más presupuesto y más relumbrón.
Esta segunda versión, filmada cinco años más tarde, contaba con un trío protagonista que ya lo quisieran muchas otras películas. Al menos, si pensamos en qué actores estaban de moda a principios de los noventa. En este caso, fueron Jeff Bridges, Kiefer Sutherland y Sandra Bullock, actores que todavía hoy siguen siendo relevantes, pero que tuvieron su mejor momento hace ya unos años.
El problema con esta versión es que le falta esa chispa de autenticidad que tenía la primera y, sobre todo, que no es tan cruda como la primera. Ojo, cruda en sentido psicológico porque, como hemos dicho, es una película completamente blanca en términos de sangre. Para los más curiosos e interesados en ésta, el título original fue The Vanishing, lo que en España se tradujo como Secuestrada.
Sluizer, poco más después de Desaparecida y Secuestrada
La carrera de George Sluizer se había centrado en los documentales, sobre todo durante los años sesenta y setenta. Es cierto que su habilidad a la hora de rodar le ayudó en esta obra, pero en su filmografía hay pocas cosas más que puedan ser reseñables. Como curiosidad, decir que en 2002 grabó una película en España, con Federico Luppi, Icíar Bollaín y Gabino Diego como protagonistas, cuyo título fue La balsa de piedra. Pero, al igual que el resto de su obra, ha pasado muy desapercibida.
Así que no nos queda otro remedio que quedarnos con Desaparecida y, en su caso, Secuestrada. Esperamos que, si las veis, las disfrutéis tanto como nosotros. Y, por supuesto, que nos dejéis vuestras opiniones acerca de ellas aquí, en la parte de comentarios. Por nuestra parte, seguiremos buscando joyitas como ésta para aumentar nuestra colección de películas de culto.