Si hablamos de películas de culto españolas, es normal que no nos podamos quedar sólo don diez títulos. Son demasiado pocos, porque nuestro cine, aunque no esté muy bien apreciado en los últimos tiempos, ha dado, antes y después, películas de sobra para admirar. Por eso, las primeras diez que el Pelicultista propuso al principio no deben ser consideradas exclusivas, sino que tienen que estar acompañadas por muchas otras. De momento, aquí otras diez películas de culto españolas para añadir a las que ya se propusieron en su día.
Los peces rojos (1955)
Una de esas pequeñas joyas del cine español que, por una razón o por otra, permanece bastante desconocida a pesar de lo buena que es. José Antonio Nieves Conde ambienta en Gijón esta historia de intriga, puro cine negro que no tiene nada que envidiar al que se hacía al otro lado del Atlántico.
Antonio Giménez-Rico hizo un remake titulado Hotel Danubio. Pero, como suele pasar, no le llega ni a la altura de los zapatos.
El cebo (1958)
Otra película desconocida para el gran público, dirigida por Ladislao Vajda y que da buena muestra del gran hacer que tenía el cine español en los años cincuenta. Ambiente rural y un asesino en serie al que hay que pillar. No pinta mal, pero es mejor aún cuando se ve.
Tal vez aquí no se distribuyó tanto por su reparto extranjero, pero que sea una producción española nos debería hacer sentir orgullosos. Nada que envidiar a otros títulos mucho más conocidos de la época.
Nueve cartas a Berta (1966)
La primera película de Basilio Martín Patino, no tan conocida como debería, de la misma manera que le sucede a su director, estuvo concebida con una gran intención, la de renovar el cine español en una época muy complicada en lo artístico por el condicionamiento político. Aún así, ganó la Concha de Plata de San Sebastián en 1965, y le valió un merecido prestigio a su director que, por sus inquietudes políticas e intelectuales, nunca llegó a recibir un gran reconocimiento público.
De todas maneras, años después dejó inolvidables imágenes para la memoria con sus Canciones para después de una guerra y Queridísimos verdugos, entre otras.
Las vampiras (Vampyros Lesbos) (1971)
Dentro de la inabarcable obra de Jesús Franco, ésta película es una de las más míticas. Con la adorable Soledad Miranda como protagonista, una de las primeras musas de Franco, como descendiente del conde Drácula, el director recrea aquí una historia de vampiros con toques de algo más que erotismo.
Ni que decir tiene que la versión española fue completamente mutilada por la censura, y que para disfrutar por completo de la obra hay que acudir al montaje original.
El espíritu de la colmena (1973)
Víctor Erice siempre fue un director complicado. Demasiado exigente y perfeccionista con su trabajo, si es que ésas pueden ser malas características, sus trabajos han sido demasiado escasos para el éxito que ha obtenido, sobre todo de la crítica.
Ésta fue su primera película, y es por muchos considerada una de las mejores obras del cine español. Es una película llena de significado, de metáforas, y de sutilezas, y muchos la han definido como poesía visual.
El desencanto (1976)
Este documental biográfico, en el que Jaime Chávarri cuenta la vida y la muerte del poeta Leopoldo Panero y, sobre todo, las relaciones familiares de éste con su viuda y sus hijos, y las de todos entre todos.
Y es que los Panero no eran una familia peculiar, ni mucho menos, pero ahí radicaba precisamente su atractivo, y también la razón por la que esta obra se haya convertido en un título de culto del cine patrio.
Perros callejeros (1977)
Dirigida por José Antonio de la Loma, ésta sería la primera de muchas películas situadas bajo el género de cine quinqui, tan frecuente en la España de la transición.
Interpretada por actores no profesionales, es recordada por la frescura y el realismo a la hora de tratar diversos problemas sociales como la delincuencia juvenil y las drogas, y, sobre todo, por esas persecuciones con los coches bajo música rumbera.
¿Qué he hecho yo para merecer esto! (1987)
Pedro Almodóvar es ya un director de reconocidísimo prestigio mundial. Sus estrenos siempre causan enorme expectación e incluso en Hollywood es adorado y premiado por la Academia.
Gran parte de la culpa de esto la tienen, sin dudas, sus primeras obras, comedias en gran parte, de los años ochenta. Guiones ingeniosos, humor negro y personajes extravagantes, como él mismo y los que le rodeaban, le dan un toque muy personal. Y ésta película es una gran muestra de todo ello.
Airbag (1996)
Esta película de Juanma Bajo Ulloa seguramente no sea una obra maestra desde el punto de vista más artistico, pero sin dudas lo es desde el punto de vista humorístico.
Su tono gamberro, descarado y sin complejos, los personajes inolvidables y las frases que hemos repetido hasta la saciedad no hacen sino convertirla en un título de culto que tanto ha influido en el cine juvenil en las últimas décadas.
Kárate a muerte en Torremolinos (2003)
Dirigida por Pedro Temboury, sólo su título es ya toda una declaración de intenciones. Si decimos que es de serie B podemos llegar a ser generosos, porque es una producción que no sólo es humilde, sino que llega a rozar lo cutre.
De todas maneras, la tremenda mezcolanza de géneros y el boca a boca consiguió que ese público adicto a las películas raras le otorgara culto incondicional. Y sí, también aquí participa Jesús Franco.
Me ha encantado, desconocía muchas de esas películas, gran descubrimiento.