Las películas de culto no son algo que se pueda hacer a propósito. Nadie es capaz de planear semejante hazaña porque, simplemente, no hay una receta para ello. Pero hay una película que, talmente, da esa impresión: El ejército de las tinieblas.
También conocida como Evil Dead 3, ya que estuvo precedida años antes por Posesión infernal y Terroríficamente muertos, está dirigida por Sam Raimi y protagonizada por Bruce Campbell.
Si alguien habla de una película que mezcle fantasía con comedia, un poco de terror, viajes en el tiempo y brujería en la Edad Media, pensaríamos que está loco. Tal mezcolanza de géneros y temáticas jamás podría dar un resultado demasiado coherente. Pero El ejército de las Tinieblas no se preocupa demasiado de eso. Raimi crea un universo particular que funciona, y eso es lo que importa.
Ash Williams es un vendedor de electrodomésticos de un centro comercial y, tras encontrar el Necronomicon (Libro de los Muertos) en una cabaña, se ve transportado en el tiempo hasta la Edad Media. Allí lo toman como enemigo y tratan de matarlo, pero gracias a su motosierra y a su escoba de fuego, se salva y se gana el respeto de los asombrados medievales. Entonces, Ash decide buscar el Necronomicon para poder volver a su época, pero comete un error al pronunciar el conjuro y despierta al ejército de las tinieblas, con el consiguiente peligro para toda la humanidad.
La historia es, ciertamente, muy fantástica, pero ese universo tan único y el tono cómico que le imprime el personaje de Ash hacen que nos sumerjamos incondicionalmente en una película llena de acción y de humor.
El ejército de las tinieblas se estrenó en el Festival de Sitges de 1992, demostrando sus intenciones en cuanto al público al que iba dirigido, que no era ni mucho menos el masivo de las salas comerciales. Su presupuesto no fue demasiado elevado, unos 11 millones de dólares. Esto se evidencia en la pobreza de algunos elementos técnicos y visuales, pero sin perjuicio para la efectividad y coherencia con el tono general del film. Además, la recaudación final dio un resultado positivo, con lo que cumplió su objetivo a pesar de ir dirigida a un nicho específico de mercado.
Aún hoy en día, ver El ejército de las tinieblas supone un entretenimiento particular, no apto para todos los públicos, pero perfectamente disfrutable para los amantes del cine de culto y de las historias no convencionales.