El Equipo A (The A Team) es una de esas series que deja huella. Puede que esta huella no tenga relación con su calidad artística o por su longevidad en antena. Pero es indeleble en una generación de espectadores que, desde 1983 hasta 1987, disfrutaron de su mezcla única de acción, humor y compañerismo.
Fueron, como digo, solo cuatro años, pero las continuas reposiciones y la cantidad de recuerdos que sus momentos –y movimientos– más icónicos nos han regalado, hacen que El Equipo A se sitúe en los puestos principales en cuanto a series carismáticas de los 80.
Si quieres recordar a los personajes principales, cómo se estructuraban los capítulos y por qué nos hacía y hace tanta gracia, has llegado al lugar adecuado. Y si no la llegaste a ver pero te pica la curiosidad, sigue leyendo. Nunca se sabe, a lo mejor en el futuro tienes algún problema y, si te los encuentras, quizá puedas contratarlos.
¿De qué va El Equipo A?
El Equipo A nos contaba la historia de cuatro soldados de fortuna, antiguos militares que, acusados de un crimen que no había cometido, se escaparon y desertaron de la guerra de Vietnam.
Para subsistir, trabajaban como mercenarios a sueldo contratados por particulares o grupos de personas que se veían injustamente acosados en sus pueblos o en sus lugares de trabajo. Esto, normalmente, incluía el enfrentamiento contra algún tipo de autoridad local corrupta, que podían ser caciques, políticos o policías.
Los personajes de El Equipo A
La serie contaba con cuatro personajes protagonistas, que son los componentes de El Equipo A. El líder era el coronel John “Hannibal” Smith (George Peppard), un veterano especialista en estrategia al que le encantaba disfrazarse, actuar y fumar puros.
A su lado, el teniente Templeton “Fénix” Peck (Dirk Benedict), que era el guaperas del grupo. Su buena presencia y sus habilidades sociales le permitían seducir y convencer con gran facilidad a otras personas, aunque también era muy pícaro y hábil para las estafas. A la vez, era el más vago de todos, y no le gustaban las peleas ni los trabajos físicos.
El tercero en discordia era el capitán H. M. Murdock (Dwight Schulz), al que en otros países tildaban como loco, aunque en España se omitía el apodo. Pero esta era una de sus características principales, ya que se hacía pasar por enfermo mental y vivía en un hospital psiquiátrico. Era un experto piloto de helicópteros y aviones, y muchas veces era el encargado de rescatar de algún apuro a sus compañeros. En este personaje caía gran parte de la carga humorística de la serie, sobre todo por sus continuos enfrentamientos con el cuarto miembro del equipo.
Este era el sargento M. A. Baracus (Mr. T), un experto mecánico y conductor que, a la vez, poseía una enorme fuerza y un muy mal carácter. Pero, a pesar de su fortaleza y valentía, tenía miedo a volar, y esto le provocaba una gran desconfianza cuando trataba con Murdock.
Otros personajes secundarios e invitados
Las tramas en El Equipo A solían ser bastante cortas, por lo que los personajes secundarios no eran muy recurrentes. Los más conocidos fueron Amy (Melinda Culea), una periodista que participó en las dos primeras temporadas y que luego fue sustituida por Tawnia (Marla Heasley); Frankie Santana (Eddie Vélez) un experto en efectos especiales que se une al Equipo A en la última temporada, cuando todos trabajan para el general Stockwell (Robert Vaughn). Además de éstos, había otros como el coronel Lynch (William Lucking), el coronel Decker (Lance LeGault) y el general Fulbright (Jack Ging), que son los que, consecutivamente, tratan de dar caza al Equipo A por parte de las autoridades.
Y, por supuesto, están las estrellas invitadas, que no fueron pocas y que añadían momentos de interés, simpatía y complicidad. Hablamos de gente como Dean Stockwell, John Saxon, Isaac Hayes, Boy George y Hulk Hogan, que llegó a aparecer en dos capítulos de la cuarta temporada. Y, por supuesto, para el público español, es imprescindible recordar la presencia de Ana Obregón en el capítulo doble que dio inicio a la cuarta temporada.
Premisa y formato de la serie
El Equipo A seguía una fórmula distinta que lo diferencia de otras series de su época. Cada episodio empezaba con el equipo recibiendo una petición de ayuda de alguien necesitado, a menudo un desvalido que se enfrenta a un poderoso enemigo. Entonces, el equipo ideaba una estrategia, utilizando sus habilidades especializadas y su ingenio, para derrotar a los adversarios e impartir justicia.
Además, su mezcla única de acción, humor y compañerismo supuso un antes y un después en el tono de muchas series de televisión y diferenció a El Equipo A de otros programas de su época, ya que suponía un entretenimiento más acogedor y agradable sin renunciar a la violencia extrema.
Pero lo que más se recuerda hoy en día de los episodios de El Equipo A son las secuencias de acción. Éstas eran escenas de alto riesgo, en las que no se escatimaban los tiroteos, las acrobacias y las explosiones. Todos tenemos en mente la cantidad de coches que se llegaron a volcar durante las persecuciones y, principalmente, la ineficacia de las balas, que nunca mataban a nadie. De hecho, a lo largo de los casi cien episodios de la serie, solo se registraron dos muertes.
Para compensar estas secuencias llenas de emoción y adrenalina, se añadían golpes de humor, frecuentemente protagonizados por Murdock y M. A., que eran los personajes más excéntricos de la serie. Entre las locuras de uno y los miedos y enfados del otro, se llegaron a construir auténticos chistes recurrentes, que casi siempre terminaban con M. A. devorando alguna comida llena de somníferos tras la que le subían al helicóptero.
La creación de El Equipo A
El Equipo A fue idea de Stephen J. Cannell y Frank Lupo. Estos nombres, que en realidad no son famosos, nos suenan a todos por verlos tantas veces en los títulos de crédito. En su currículum sí figuraban otras series que habían tenido éxito en Estados Unidos, por lo que conocían bien el sector y el mercado.
Para El Equipo A, Cannell y Lupo se inspiraron en series y películas clásicas de aventuras en equipo, como Los doce del patíbulo (The Dirty Dozen) y Misión imposible. Imaginaron un grupo de personajes hábiles y carismáticos que, a pesar de ser fugitivos, utilizarían su talento para ayudar a los necesitados. El concepto de ex comandos militares acusados injustamente y prófugos ofrecía una premisa intrigante e interesante para la narrativa de la serie.
El reparto también resultó fundamental para el éxito de la serie. El papel de Hannibal recayó en un actor consagrado desde décadas atrás en Hollywood, gracias principalmente a su trabajo en Desayuno con diamantes (Breakfast at Tiffany’s), mientras que la figura de Mr. T estaba en pleno auge gracias a su fama como luchador de wrestling.
La combinación de estos dos famosos actores, junto a sus otros dos compañeros, que también eran conocidos en el ámbito americano, resultó en una química maravillosa ante la cámara, algo que todavía hoy, casi cuatro décadas después de su grabación, se consigue percibir.
El contexto de la industria televisiva en los 80
Entender un poco cómo era la industria televisiva por aquellos años también ayuda a comprender mejor la creación y consolidación de El Equipo A como serie de éxito.
La década de los 80 marcó un periodo de transformación para la televisión, caracterizado por la afluencia de una programación diversa y los avances tecnológicos. Con el auge de la televisión por cable y satélite, los telespectadores americanos tuvieron acceso a una mayor variedad de canales y contenidos. En esta época aumentó el número de hogares con televisión, lo que se tradujo en un incremento de la audiencia y en una industria más competitiva. Esto, como es natural, se tradujo en una oferta enorme y una mayor creatividad a la hora de proponer productos que sorprendieran al público o que, al menos, se diferenciaran de la competencia.
Así, se puede definir el panorama en dos géneros predominantes: las comedias de situación y las series policiacas. En el primer grupo, podemos incluir títulos de culto como Cheers o series de éxito indiscutible como El show de Bill Cosby (The Bill Cosby Show). En el segundo, la maravillosa Canción triste de Hill Street (Hill Street Blues) o la más comercial y moderna Corrupción en Miami (Miami Vice).
En este contexto es cuando la propuesta de El Equipo A surgió como una flor en el desierto. Bueno, no tan llamativamente, pero sí lo suficiente como para ser una serie que atraía a un público de distintas generaciones. Su tono ligeramente gamberro era un gancho para los jóvenes y era lo suficientemente blanco como para no caer en horarios nocturnos, con una audiencia mucho más reducida.
El impacto cultural de El Equipo A en los 80
Durante su emisión original en los años 80, El Equipo A cosechó una gran popularidad y cautivó al público de todo el mundo. En Estados Unidos, conseguía unos datos de audiencia muy buenos, y sus personajes se llegaron a convertir en iconos, gracias a sus peculiaridades tan bien definidas y únicas.
Además, esa premisa de unos inadaptados o rebeldes sociales que se dedican a impartir justicia de una manera casi vocacional los convirtió en unos héroes que iban más allá de los que protagonizaban los cómics y tenían superpoderes, y los acercaban al ciudadano medio.
Esta fama, de la serie y de los personajes, se reflejó en intensas campañas de marketing, con figuras de acción y juguetes que reproducían a los personajes y a sus artículos más comunes, como la icónica furgoneta negra con la franja roja en la que se desplazaban.
La transición al estatus de serie de culto
La quinta y última temporada de El Equipo A introdujo varios cambios y esto conllevó una caída fulminante de la audiencia, así como su posterior cancelación. Pero esto es algo que, tarde o temprano, pasa en la gran mayoría de las series. Lo que no es tan habitual es que una serie que solo tiene cuatro o cinco temporadas termine siendo un clásico de culto que permanece décadas después en la memoria de los espectadores.
Fueron varios los factores que contribuyeron a esto. En primer lugar, sus personajes, que resultaron tremendamente acertados, con un estilo propio muy diferente y muy memorable. También se puede incluir aquí el conjunto de géneros que se combinaron, de un modo innovador, casi paródico y muy difícil de replicar.
Pero, lo que creo que definitivamente influyó en que El Equipo A perdurara como una serie de culto fue la consistencia de su fórmula. Y me refiero tanto a los rasgos generales de sus capítulos, con una estructura muy definida, como a la repetición constante de sus momentos más representativos y sus bromas. Estos, sin ser tremendamente brillantes en solitario, aumentan en potencia según se van viendo de un modo repetido y, finalmente, acaban consolidándose como momentos icónicos de la televisión. Solo hay que pensar en Hannibal con el puro entre los dientes, en M. A. dormido antes de subir a un avión o en un coche cualquiera medio volando por los aires tras una pequeña explosión a su lado.
No hay que olvidar la fuerza que tiene el aspecto nostálgico. Son muchas las personas que crecieron viendo la serie, tanto en sus emisiones originales como en las continuas redifusiones. Esto hace que seamos millones de espectadores los que la guardamos en un huequito del corazón, desde los años ochenta hasta hace no tanto. Y ese encanto con el que nos sedujo en su momento sigue reviviendo con solo escuchar la sintonía de la serie.
El legado y la influencia duradera del Equipo A
El Equipo A ha dejado una huella significativa en series de televisión y películas posteriores, ya que revolucionó el género de acción y aventuras, allanando el camino para que futuras series y películas adoptaran enfoques narrativos similares. La combinación de trepidantes secuencias de acción, humor ingenioso y la dinámica de un equipo de personajes únicos estableció un nuevo estándar para la narrativa de acción.
Además, su exitosa fórmula de un equipo de personajes característicos que se unen para luchar por la justicia ha sido emulada en numerosas series y películas.
El concepto de un grupo variopinto de inadaptados sociales que cuentan con unas habilidades especializadas se ha convertido en un tema recurrente en las narrativas basadas en equipos de diversos géneros. Es un modo de hacer que incluso los que no aspiramos a ser héroes canónicos podamos sentirnos valorados como auténticas estrellas.
Pero si queremos hablar del estilo propiamente televisivo de El Equipo A, también podemos encontrar otras series que bebieron de esta fuente. La primera que se me viene a la cabeza es otra serie que también muchos consideran de culto: McGyver. De un modo más moderno, encontramos otras como la argentina Los simuladores, que luego tuvo una versión propia de España, o Las reglas del juego (Leverage), con un tono mucho más actual, pero con similitudes que son fáciles de identificar.
En otras palabras, ya sea por su impacto en series y películas posteriores, por su influencia en el modo de contar historias de acción y aventuras, o por su perdurable popularidad y valor nostálgico, El Equipo A sigue siendo una pieza icónica y apreciada de la historia de la televisión.
Espero que este repaso a El Equipo A haya sido de vuestro gusto. Me encantaría que me dejarais vuestros comentarios en esta página o que me enviéis vuestros momentos favoritos a través de mi cuenta en Twitter, donde siempre comparto y comento contenidos relacionados con el cine y la televisión. Y recordad que también podéis visitar la sección de series, donde voy publicando artículo como éste periódicamente.