Los hermanos Coen, Ethan y Joel, son unos verdaderos artistas en crear productos únicos. Su sello personal aparece en todas sus obras y, por muchas que hagan, la calidad mínima está garantizada. En sus películas siempre vamos a encontrar historias al borde de lo extravagante, música perfectamente elegida y unos personajes tan distintos de cualquier otro que, aunque sean despreciables, les cogemos cariño. El ejemplo más cultista de su cine seguramente sea El Gran Lebowski. Su protagonista, el Nota, me ha enviado una carta para contar su versión de la vida porque no se fía mucho de lo que yo pueda decir. Así que aquí os la dejo para que la leáis.
“Me llamo Jeffrey Lebowski, pero me llaman el Nota. No tengo empleo, ni tengo familia, y vivo en una casa que está hecha un asco, pero mi alfombra mola mucho. Me paso la vida fumando petas, escuchando a la Creedence y jugando a los bolos con dos amigos, Walter y Donnie. Y no aspiro a nada más que estar tranquilo y que nadie me moleste.
Parece fácil, ¿verdad? Pues no.
Un día, unos tipos entran en mi casa y me mean la alfombra porque dicen que les debo pasta. Pero no soy yo el que se la debe, joder. Es un tocayo mío al que llaman El Gran Lebowski. Y eso me jode.
Y ahí me quedo, tío, sentado en el water mirando mi alfombra meada y pensando qué coño puedo hacer. Por eso voy a ver al Gran Lebowski. Para que me pague la puta alfombra, joder. Y va y me dice que no, y me manda a tomar por culo. Pues nada, yo cojo una de sus alfombras y me piro. Bueno, antes de irme me encuentro a Bunny, la mujer de mi tocayo. Es una guarra, pero está buena. La verdad es que no pegan ni con cola, pero como él está forrao, ya se sabe.
En fin, que les jodan, yo lo que quiero es seguir jugando en la liga de bolos con Walter y Donnie. Pero Walter se cabrea con mucha facilidad, y sólo habla de Vietnam. Sería mejor que se calmara, como hago yo.
En la bolera hay un capullo que se llama Jesús Quintana. Juega muy bien, pero Walter me ha contado que es un pederasta. Será gilipollas el tío. Y, además, ¡nos vacila! Como no se calle, Walter se va a calentar y la va a armar.
Bueno, que no me quiero enrollar demasiado, tronco. Ninguno de los colegas de Walt murieron en el barro de Vietnam para que tú tuvieras que leer mi mierda, sino para que la vieras.”
No hay mucho más que añadir. Ya sabéis, si no habéis visto la película, tenéis que verla. Y si la habéis visto, tenéis que volver a verla. Lo dice el Nota.
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2 Comments
Encumbrada como película atemporal
Pues tengo que decir que la vi cuando salió y me aburrí como una ostra. A finales del año pasado lo volví a intentar otra vez en un retomar clásicos para poner al día a mi señora y me quedé sobado. Sorry, sé que más de uno se llevará las manos a la cabeza pero es un coñazo. Sólo se salvan las interpretaciones, que son muy grandes, pero más allá de eso… Cuando los Cohen se ponen en modo ritmo pesado, uf!