En el vasto mundo del cine, a veces se encuentran pequeñas joyas que merecen ser redescubiertas y apreciadas por su valor artístico, social y cultural. El reportero de la calle 42 (Street Smart) es una de esas películas que merece una atención renovada. Estrenada en 1987, esta cinta dirigida por Jerry Schatzberg ofrece una mirada penetrante a la realidad callejera de los años 80. Una realidad que, aunque la recordemos con nostalgia, estaba repleta de callejones oscuros de los que muchos no consiguieron salir.
¿De qué trata El reportero de la calle 42?
El reportero de la calle 42 nos cuenta la historia de Jonathan Fisher (Christopher Reeve), un periodista de Nueva York que trabaja duramente para conseguir una historia interesante. Ante las presiones de Ted Avery (André Gregory) su editor, Jonathan piensa en escribir sobre algún personaje de la oscura noche neoyorquina, y se propone hacer un perfil sobre un proxeneta de la vida real.
Esto es algo que suena interesante, y Jonathan contacta con una prostituta llamada Punchy (Kathy Baker), pero pronto se ve metido en una espiral de delincuencia debido a la peligrosidad del sujeto sobre el que desea profundizar, un tal Fast Black (Morgan Freeman).
Un retrato callejero del Nueva York de los 80
Uno de los aspectos más destacados de El reportero de la calle 42 es su capacidad para capturar de manera realista y cruda la vida en las calles de los años 80. La película nos transporta a un ambiente urbano sombrío y peligroso, donde la violencia y la desesperanza se entrelazan con la lucha diaria por sobrevivir.
La ambientación desempeña un papel crucial en la representación de esta realidad callejera. Los escenarios sombríos y descuidados, las calles sucias y los edificios deteriorados crean un telón de fondo veraz que sumerge al espectador en el mundo urbano y hostil de la época. Creo firmemente en el duro trabajo de los directores de arte y diseñadores de producción para conseguir reflejar esa humedad oscura de las noches, ese ambiente continuo de incertidumbre y peligro y esa sensación de que es más fácil conseguir un pinchazo que una caricia.
La fotografía también pone su granito de arena en esta representación urbana de El reportero de la calle 42. Los tonos oscuros y los contrastes fuertes ayudan a representar la realidad de los años 80 en la película, ya que reflejan una atmósfera opresiva, incluso agobiante. Todo esto, ayudado por unos planos cercanos y unos encuadres muy peculiares que hacen que los espectadores se sientan en el mismo callejón y con la misma sensación de desasosiego que tienen los personajes de la película.
No se puede negar el acierto con el vestuario de los personajes, con sus estilos y modas características de los años 80, refuerza la sensación de realismo y nos transporta directamente a esa década. Los peinados, los automóviles, los carteles publicitarios y otros detalles visuales cuidadosamente seleccionados ayudan a recrear el ambiente cultural y social de la época. Es verdad que puede parecer menos meritorio debido a la época en la que se realizó la película, pero el hecho de centrarse en ellos de un modo más activo, casi insistente, ha permitido que la identidad ochentera permanezca durante más tiempo y con más fuerza.
¿Qué me gusta de El reportero de la calle 42?
Además de lo que he ido contando hasta ahora, que no es poco, hay otros aspectos que me llaman la atención y creo que influyen en la calidad final de la película. Principalmente, el tono que asume Schatzberg, muy valiente y directo al retratar la realidad callejera y los temas más controvertidos que normalmente se asociaban, y se asociaban, con ella.
El reportero de la calle 42 da un paso más allá y se arriesga dejando atrás las convenciones más habituales y superficiales de este tipo de películas. De hecho, lo hace con una magistral combinación entre el drama social predominante y con pinceladas de cine negro que ayudan a la intriga y el suspense sobre lo que va a acontecer, además de darle más peso a los personajes y dejar un poso más sostenido en el público.
Temática de El reportero de la calle 42
El reportero de la calle 42 aborda una serie de temas sociales y culturales que siguen siendo relevantes en la actualidad. La historia y los personajes de la película reflejan de manera contundente algunos problemas muy relevantes de la sociedad de la época, y muchos de ellos siguen resonando en el panorama actual.
La película pone de manifiesto la cruda realidad de la explotación sexual, la violencia de género y el poder desigual en las relaciones humanas. A través de los personajes de Jonathan, Punchy y Fast Black, se exploran las dinámicas complejas y problemáticas que rodean la prostitución, la coerción y la dependencia emocional. Estos temas invitan a una reflexión profunda sobre el consentimiento, la libertad y la dignidad humana.
Además, también se examina la ética periodística y la responsabilidad de los medios de comunicación en la búsqueda de la verdad. La historia plantea preguntas acerca de la integridad profesional, la manipulación de la información y los dilemas morales que surgen al tratar de equilibrar el interés público con los intereses personales y profesionales.
A pesar de haber sido estrenada en los años 80, todos estos temas que trata El reportero de la calle 42 siguen siendo relevantes hoy en día, ya que trascienden el tiempo y continúan generando debate y reflexión en la sociedad contemporánea.
Por eso, creo que esta película no solo es un retrato de su época, sino que también actúa como un espejo que nos enfrenta a cuestiones sociales y culturales perennes. Su relevancia radica en su capacidad para estimular el diálogo y la reflexión sobre los desafíos que enfrentamos en la sociedad actual, y nos recuerda el poder del cine como una herramienta para explorar, cuestionar y comprender nuestro entorno.
Recepción y crítica de El reportero de la calle 42
El reportero de la calle 42 tuvo una recepción agridulce, tanto en taquilla como por parte de la crítica especializada. En términos de taquilla, la película no logró alcanzar grandes cifras de recaudación. Esto puede chocar por la presencia de Christopher Reeve, que era una de las mayores estrellas del momento gracias a su papel en Superman. Pero, aunque la temática oscura y sombría atrajo a un pequeño grupo de espectadores y críticos, no funcionó con el gran público y, en términos económicos, resultó un tremendo fracaso.
En cuanto a la prensa, lo que más destacaron los críticos fue el trabajo de Morgan Freeman y Christopher Reeve, reconociendo su química en pantalla y su habilidad para dar profundidad y complejidad a sus personajes.
Sin embargo, hubo críticas dirigidas a la trama y al desarrollo de algunos personajes, considerando que ciertos aspectos podrían haber sido más desarrollados o explorados en mayor profundidad. Algunos también señalaron que la película podía resultar incómoda debido a su representación gráfica de la violencia y la explotación.
A pesar de las opiniones encontradas, El reportero de la calle 42 ha ganado un estatus de culto a lo largo de los años, siendo reconocida como una película valiosa por su mirada audaz a la realidad callejera y su impacto emocional. La crítica retrospectiva ha valorado el gran trabajo del reparto, así como la relevancia social y la capacidad para plantear preguntas incisivas sobre la ética y la sociedad, manteniendo a El reportero de la calle 42 como objeto de análisis y discusión en la actualidad.
Espero que este recuerdo a una de las películas ochenteras menos presentes os haya gustado y que la recomendación os sirva para descubrir una película que podáis disfrutar. Si ya la habéis visto o pensáis hacerlo, podéis dejar vuestro comentario aquí en la página web o a través de mi cuenta de Twitter, donde también comparto contenidos relacionados con el cine y las películas.
Un comentario
¡Mi actor favorito, Christopher Reeve y mi otro actor favorito, Morgan Freeman! ¿Cómo puedo ver esta película? Es difícil de encontrar