El tercer hombre es una película de Orson Welles. Sí, ya sabemos que la dirigió Carol Reed y la protagonizó Joseph Cotten. Incluso que la música tan famosa que ilustra su comienzo es de Anton Karas. Porque hay un montón de cosas por las que se puede reconocer a El tercer hombre, pero incluso esas notas con la cítara nos vuelven a llevar al rostro del genio del cine.
No queremos decir que sea algo malo que te identifiquen con Orson Welles, por supuesto. Mucho menos cuando estamos hablando en términos cinematográficos. Claro que, aunque entonces su nombre ya contara con bastante reconocimiento, aún no había alcanzado el prestigio y la permanencia de la que goza en la actualidad.
Pero centrémonos en El tercer hombre. ¿Es buena esta película? ¿Es tan buena como dicen? ¿Es recomendable El tercer hombre para todos los públicos, de cualquier edad, condición, educación, etc.?
El tercer hombre, una buena película sobre una buena historia
En mi opinión, las mejores películas siempre son las que se sostienen sobre un buen guion. Al menos, sobre una buena historia, que muchas veces es original y otras, como en este caso, adaptadas de una novela. El tercer hombre (The Third Man) es una idea original de Graham Greene, al que se le había encargado una trama para ser llevada a la gran pantalla y que, por considerarlo más fácil, lo escribió inicialmente como novela.
El mismo Greene diría posteriormente que el libro escrito no tenía la calidad que sí atesoraba la obra audiovisual, aunque hay que reconocer que la novela es todo un clásico del género negro, al igual que la película. Claro, muchos habrán llegado a ella a través del film o, en caso distinto, del nombre del autor, que tampoco es manco. Pero es curioso que, al contrario de lo que sucede normalmente, la novela no fuera la idea primera.
De qué va El tercer hombre
La historia nos lleva a la Viena de la posguerra, a finales de los años 40. Allí es a donde se dirige Holly Martins (Cotten), un escritor de tercera que sobrevive a duras penas gracias a sus novelas baratas. Su mejor amigo, Harry Lime (Welles), le ha ofrecido un trabajo en la capital austriaca, donde él se ha ido a vivir un tiempo antes, y donde parece que se pueden hacer buenos negocios.
Pero, al llegar a Viena, Holly descubre que Harry acaba de morir atropellado por un coche, aunque las circunstancias de su muerte no parecen muy claras. Asustado y preocupado a partes iguales, Holly decide investigar un poco más sobre el asunto, aunque más allá de la muerte de Harry, lo que empieza a descubrir son aspectos que desconocía de su mejor amigo y, también, otros asuntos turbios de los bajos fondos de la ciudad.
El cine negro europeo
El cine negro es un género maravilloso. Nos permite disfrutar de historias y personajes que no encajan bien en otros ambientes y, con ellos, relaciones, emociones y finales memorables.
Pero el cine negro clásico hecho en Europa añade un punto de melancolía y supervivencia que se ve reflejado en el hecho en Hollywood. La situación en la que había quedado el viejo continente después de la Segunda Guerra Mundial daba pie a situaciones más extremas y a personajes más desesperados.
Este tipo de caracteres abundó en las cloacas de muchas ciudades. Los lugares donde se movían bien las ratas y los pícaros, todos aquellos que carecían de escrúpulos y trataban de sobrevivir a costa de los demás. Podemos encontrar ejemplos similares en el Harry Fabian de Noche en la ciudad y, como muestra de que esto era así, más allá del propio género negro, como en Berlín occidente.
Crítica y consideración de El tercer hombre
El tercer hombre fue rápidamente elogiada por gran parte de la crítica y del público. De hecho, se convirtió en la película más vista y aclamada en el Reino Unido durante 1949. De hecho, consiguió llevarse el premio BAFTA a la Mejor película británica de ese año, obtuvo varias nominaciones a los Oscar y Carol Reed se llevó el Gran premio del Festival de Cannes.
Actualmente, El tercer hombre está considerada una de las mejores películas de la historia del cine negro y del cine de misterio e intriga. No es extraño que muchos la incluyan en sus listas de filmes imprescindibles y que en diversas plataformas dedicadas al cine cuente siempre con votaciones altas.
Pero, más allá de estas consideraciones estadísticas, se puede decir que El tercer hombre permanece como una de las mejores películas tantas décadas después por la tremenda eficacia que sigue consiguiendo en un primer visionado y en los sucesivos. De nuevo, comenzando con su magnífica música hasta esas escenas en los subsuelos de Viena donde Orson Welles se come a la cámara como si solo estuviera él en la película. Esto es algo que nadie que la ve olvida y por lo que, como decía al principio, todo el mundo se refiere a El tercer hombre como una película suya.