Érase una vez en América (Once upon a time in America) es una película dirigida por Sergio Leone en 1984 y protagonizada por Robert De Niro, James Woods, Joe Pesci y Elizabeth McGovern. Fue la última película dirigida por Leone y, sin duda, una de las mejores y también más dificultosas de llevar a cabo.

once upon a time in america poster

De hecho, Leone estuvo muchos años detrás de esta historia, basada en una novela escrita por Harry Grey y que se inspiraba en sus experiencias reales como gangster en la Norteamérica de principios del siglo XX, pero debido a diversos factores en el desarrollo del guión y a la dificultad para conseguir la financiación necesaria para una producción de tanto calibre, su rodaje y estreno se retrasó más de una década.

Los problemas de Érase una vez en América

La anterior película estrenada por el director italiano había sido ¡Agáchate Maldito!, trece años antes, lo cual es significativo de la implicación de Leone en este proyecto. De hecho, había llegado a rechazar la dirección de El Padrino para no distraerse ni desvincularse de lo que llegaría a ser Érase una vez en América. Muchos podrían pensar ahora que esta decisión fue un grave error, pero Leone no sería Leone si no hubiera apostado tan fuerte por sus proyectos y su manera de hacer cine y, con la distancia que nos concede el tiempo, tampoco podemos decir que su apuesta fuera ni mucho menos mala.

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Para este proyecto sobre la era de las prohibiciones en Estados Unidos, Leone no escatimó en detalles ni en trabajo. Desde los años setenta ya estaba buscando posibles actores para su proyecto, y sorprende mucho el elenco de actores que estuvieron en la quiniela de elegidos para ella. Nombres como Gerard Depardieu, Tom Berenger, Paul Newman, Dustin Hoffman, Harvey Keitel o John Malkovich estuvieron escritos en los papeles de Leone, así como Brooke Shields o Claudia Cardinale para el principal rol femenino. De nuevo, tampoco podemos decir que la elección final fuera equivocada, con unos protagonistas que satisfacen y dan la enorme talla que de ellos se supone.

Y si las labores de preproducción fueron difíciles y casi eternas, no podemos decir que el resto del trabajo fuera sencillo. El guión tardó mucho en completarse, y tenía una longitud enorme, de más de trescientas páginas. El rodaje, de diez meses, también fue largo para los estándares de una película, aunque la verdadera tortura para Leone fue, sin duda, el periodo de montaje y distribución de la cinta.

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La primera versión de Érase una vez en América tenía una duración de casi seis horas, desde un total de casi diez de metraje. Leone había recortado mucho, y pensaba que lo ideal sería estrenar la película en dos partes, para no perder ni un ápice de la esencia que quería contar. Pero, obviamente, en las altas esferas no pensaban lo mismo, y le exhortaron a reducir aún más la duración del film. En lo que fue su estreno en el Festival de Cannes, Érase una vez en América se mostró con una duración de casi cuatro horas, lo cual seguía siendo mucho para los productores y lo mínimo que Leone se mostró de acuerdo en ofrecer. Allí obtuvo reconocimiento y aplausos por su calidad, pero no termina aquí la historia.

Una película bastante incomprendida en su momento

Para su estreno en las salas comerciales de Estados Unidos, la película se vio reducida a poco más de dos horas, editada de manera unilateral por los productores y cambiando sustancialmente el espíritu de la obra. Esto redujo las buenas impresiones de crítica y público de tal manera que supuso un absoluto fracaso en todos los términos, pero sobre todo en el económico. De treinta millones gastados, sólo se consiguieron recuperar cinco, y la película comenzó un sendero de olvido y desprecio que sólo se recuperó años después, cuando se volvió a editar con el montaje de Leone.

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Tal vez por ese mal montaje, y tal vez por lo explícito de determinadas escenas, con un tono al que el gran público no estaba tan acostumbrado sin el contexto adecuado, la película se tornó en modelo de gran fracaso en la industria del cine y llegó a estar considerada como una de las peores películas de esos años.

Estas palabras resultan incomprensibles hoy en día, cuando Érase una vez en América se ha consolidado como una de las mejores cintas sobre mafia, una de las mejores películas de Leone y, sin duda, una de las mejores películas de la década de los ochenta.

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Puede que Érase una vez en América sea como los buenos vinos. No son para disfrutar en cualquier momento, hay que dejarla reposar para disfrutarla en todo su esplendor y, también, hay que estar reposado para paladear toda su esencia, porque, incluso con los ojos cerrados se convierte en una obra maestra sólo por la excepcional banda sonora que para ella compuso Ennio Morricone. Y, sobre todo, porque da la impresión de que con el tiempo ha mejorado. No son pocas las voces que ahora se retractan de las críticas realizadas hace treinta años, y tampoco son pocas las que la sitúan a la altura de las más grandes, incluso aquella que rechazó Leone a principios de los setenta y que hoy es considerada por muchos como una de las mejores películas de todos los tiempos, si no la mejor.

Un comentario

  1. jorge victoria dice:

    tremenda película la vi hasta en días atrás en este año 2018 les digo la volveré a ver y se las recomiendo todos los actores jóvenes con esa capacidad de actuación la música te relajaba al ver esas ecenas fuertes la recomiendo….

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