Eraserhead, o Cabeza borradora, es el primer largometraje de David Lynch. Se estrenó en 1977, tras cinco años de trabajo en los que la falta de financiación fue la nota principal.
Para muchos de los aficionados al cine, Eraserhead es considerada una obra de culto indudable. Pero no siempre fue así. Inicialmente, el público no apoyó la película, que sólo consiguió exhibirse en salas secundarias, aunque su destino no era el de pasar desapercibida. A pesar de que nunca fue un bombazo en la taquilla, pronto se convirtió en un clásico de las sesiones nocturnas y se mantuvo en cartel durante varios años, lo que hizo que el prestigio de Lynch aumentara y también recuperara el dinero invertido con creces.
Eraserhead cuenta la historia de Henry Spencer (Jack Nance), un extraño personaje inmerso en un mundo gris e industrial. La novia de Henry, Mary X (Charlotte Stewart), le invita a cenar a casa de sus padres (Allen Joseph y Jeanne Bates) y le comunica que van a tener un hijo. Pero el crío nace con unas tremendas deformidades, y la madre pronto abandona a Henry con el pequeño neonato sufridor.
Con estas bases iniciales, Lynch se centra en mostrar múltiples miedos y paranoias a través de los pensamientos y pesadillas de Henry. Precisamente, uno de esos sueños es el que le da nombre a la película. En él, Henry sueña que se le cae la cabeza y un niño la lleva a una fábrica de gomas de borrar, de ahí lo de Eraserhead (cabeza borradora).
En general, estos miedos y sueños de Henry son bastante incómodos para el espectador. Ya sea por identificarnos con alguno de esos miedos, o por empatizar con el personaje, el mensaje cala profundamente y deja huella. Obviamente, también ayuda la atmósfera tan antipática en la que vive Henry. Los exteriores son tan impersonales que invitan a quedarse en casa, y los interiores no parecen más que una celda decorada con mal gusto. Cualquiera podría tener pesadillas con unos escenarios cotidianos similares.
Las críticas de Eraserhead no fueron muy acogedoras tras su estreno, y poca gente mostró su apoyo ante una obra tan surrealista y difícil de digerir. Ahora, con el paso del tiempo, sus valoraciones son muy superiores y goza de gran aprecio entre algunos entendidos del séptimo arte. Es lo que, en muchas ocasiones, sucede con las óperas primas de directores famosos.
Vista con perspectiva, puede que el mayor problema de Eraserhead sea que, casi cuarenta años después, todos hemos podido ver que Lynch es capaz de hacer un cine mucho más amistoso y agradecido que el de su primera película. Eso, por desgracia, también le suele pasar a muchas óperas primas.