Están vivos (They live) es una película de ciencia ficción escrita y dirigida por John Carpenter en 1988, y protagonizada por Roddy Piper junto a Keith David. Es uno de los títulos más representativos de Carpenter, tanto por su género, uno de los preferidos por el director, como por la temática que aquí aborda, incluyendo la fina crítica al consumismo y capitalismo que imperaba, con un miedo latente, en la sociedad norteamericana de finales de los ochenta.
John Nada (Piper) está sin trabajo y sin casa, hasta que encuentra un empleo como obrero en una construcción. Allí conoce a Frank, que le ofrece un cobijo para la noche, pero es precisamente entonces donde John descubre una iglesia donde suceden cosas extrañas y, también, donde encuentra unas gafas de sol que le muestran la realidad tal y como es.
John descubre entonces que el mundo está controlado por extraterrestres, y que sólo con las gafas puede identificar quién es extraterrestre y quién no, y también descubrir los mensajes subliminales que le rodean en publicidad y medios de comunicación. A partir de aquí, empieza una lucha y una persecución con momentos geniales, de tensión, de peleas e, incluso, de humor negro.
La elección de Keith David como protagonista parece lógica, ya que había trabajado con Carpenter en La cosa. Pero la de Piper, que en realidad era un luchador profesional, fue bastante más sorprendente. Carpenter lo había conocido en un Wrestlemania, y se había quedado prendado por la expresividad de sus rasgos. Hay que decir que no se equivocó en la elección, ya que la dureza de la mirada del canadiense se ha convertido, incluso con las gafas de sol, en algo muy representativo de Están vivos. Es la cara del miedo, de la incertidumbre, y de las ganas de pelear y sobrevivir.
Carpenter se había inspirado en varios relatos más antiguos para esta historia, los cuales adaptó para encajar ese mensaje anticonsumista que va soltando en la película. Una vez escrito y desarrollado el guión, el presupuesto con el que contó no fue demasiado alto, de unos tres millones de dólares. Pero su acogida en la taquilla no fue muy buena, apenas amortizando la inversión inicial. Como suele suceder con este tipo de películas, fue su salida al mercado doméstico la que impulsó los beneficios comerciales de Están vivos, gracias también al boca a boca, y a que, con el paso del tiempo, se ha convertido en una película de culto.
4 comentarios
De Piper solamente conocía su faceta de luchador. Que bueno que hiciera alguna película.
Y además el papel le va muy bien. Creo que tuvo alguna lesión seria por aquellos años y tuvo que ir retirándose de la lucha libre, así que le vino bien esta otra actividad.
Entre muchas genialidades, que recuerdo de esta película, una que no me olvidaré, es la pelea entre John y Frank, que dura más de cinco minutos, tremenda escaramuza de la cual salen casi ilesos, ilógico, pero que se me implantó cómo un hilarante recuerdo.
Sí, es una parte de la película que todo el mundo recuerda, y que a mí me pareció estupenda, aunque muchos otros no lo compartan. Lo de que salgan ilesos es algo que no deja de ser típico en unas cuantas películas…
Muchas gracias por tu visita, Miguel. Un saludo.