Hard Boiled (Hervidero) fue la última película que dirigió John Woo antes de lanzarse a las Américas. Después de unos cuantos años triunfando entre Taiwán y Hong Kong con algunos títulos que merece la pena repasar, se le abrían las puertas del mercado más internacional, y quería despedirse a lo grande. Lo hizo, vaya si lo hizo.
Se puede decir que Hard Boiled es una de las mejores películas de John Woo. De hecho, para mucha gente es la mejor de todas porque, en ella, están presentes prácticamente todos los temas y elementos que han definido a su cine, y lo están en un modo supremo.
Yendo un poco más allá, y con la distancia que da ver Hard Boiled casi treinta años después de su estreno, tampoco tiembla el pulso al afirmar que es una de las películas de acción más representativas del género en su época. Y aquí vamos a explicar por qué.
El cine de acción de los 90
Es genial ver películas que evocan una época sin complejos. Lo hacen así porque fueron rodadas sin el más mínimo pudor de caer en lo más tópico de su actualidad. Representan todo lo que era tendencia y, las que lo han hecho bien, son meritorias muestras de un estilo y una estética que ya no existe.
Hard Boiled es una de esas películas de acción de los noventa que no tuvo complejos. Es tan pura que sirve como fuente de inspiración para muchos de los que parodian u homenajean, pero también como refugio para los que añoran un tipo de cine-espectáculo, todavía con toques de artesano, y que mantienen a uno pegado al sillón como si fuera un tierno adolescente.
El cine de acción de estos años se distingue por su modo de retratar los momentos más álgidos de las historias que proyectan. Y, además, por contener muchos de estos momentos álgidos. Es decir, aquí no se escatima en acción, no se tiene al espectador en ciclos de emoción y calma. De ésta hay poca, y cuanto menos haya, siempre con coherencia, mejor.
¿Por qué es Hard Boiled tan buen ejemplo del cine de acción de los 90?
Cuando uno piensa en las películas de acción de hace unas décadas, suelen venir a la mente imágenes llenas de disparos, tiroteos por doquier y grandes explosiones. Muchos de los cinéfilos actuales nos hemos criado viendo estas películas, con los ojos como platos, mientras todo lo que aparecía en la pantalla acababa explotando por los aires.
Son los años en los que grandes sagas del cine de acción de Hollywood estaban pleno apogeo, como Arma letal (Lethal Weapon. Richard Donner, 1987) y La jungla de cristal (Die Hard. John McTiernan, 1988). Y tanto éstas como otras pelis de John Woo son pasos previos a lo que Hard Boiled propone en pantalla.
Esta propuesta se muestra ya desde el principio. No pasan ni dos minutos cuando se perfila una tremenda escena de acción en la que hay largos tiroteos, cientos de balas, litros de sangre, decenas de muertos y, sobre todo, mucha cámara lenta. Sí, slow motion para que no nos perdamos ningún detalle de cómo se mueven, saltan, se arrastran y ruedan todos los pistoleros, los buenos y los malos.
Unos diálogos muy simples y una música digna de Kenny G. y de algún after del Roxbury hacen el resto para trasladarnos a una época en la que las hombreras dejaban de estar de moda y el cine de exageración daba sus primeros pasos hacia la madurez.
Tramas y personajes sin grandes complicaciones
Aunque hay casos en los que el cine de acción también ha presentado complejas tramas y personajes muy profundos con un gran arco, Hard Boiled se conforma con algo más fácil. No pasa nada, porque funciona igualmente. El personaje principal, Tequila Yuen (Chow Yun Fat) tiene la clara motivación de vengar a su compañero asesinado por la mafia. Y el antagonista principal, Wong (Anthony Wong) es el paradigma de criminal asesino sin escrúpulos.
Con solo añadirle algún personaje un poco más traidor, otro un poco más noble y un pellizquito de corrupción y mezquindad, ya tenemos los ingredientes suficientes para una película que busca provocar emoción y entretenimiento, y que no va a conseguir grandes reflexiones filosóficas una vez terminada.
Elementos más propios del cine asiático de acción
Aunque haya semejanzas entre Hard Boiled y algunas de las películas de acción más representativas de los ochenta, no quiere decir que pudiera pasar por una de ellas. El cine de John Woo puede tener mucho de comercial, pero no renuncia a toques propios de su cultura, en lo que se refiere al honor y al humor, principalmente.
Sobre el primero, qué decir de la escena final, cuando Yuen y Wong dialogan frente a frente y ante decenas de polis y mafiosos. O del momento en el que el pistolero tuerto, que parece tan frío e insensible como su jefe, se revela por la mezquindad de éste.
En cuanto al humor, aquí utilizado como alternancia a la acción y en preferencia sobre el drama, esas escenas de la bofetada al mafioso o del pipí del bebé. Bebé que, por cierto, aparece en la carátula más internacional de esta película y que sirve como aviso sutil de ese toque cómico.
La mayor parte de la película rebosa dinamismo, con la excepción de un tramo central, previo al apoteosis final. Hay sucesivas escenas de acción, con muchos vehículos y, sobre todo, con mucha gente en pantalla. Esto es algo muy significativo, y también más habitual en el cine asiático que en el americano y europeo. No es porque allí haya sobrepoblación, sino porque hacen uso de coreografías muy llamativas en determinadas escenas con unos resultados muy eficaces.
En este sentido, solo hace falta ver la impresionante secuencia en la que Yuen y Alan (Tony Yeung) lo dan todo y lo rompen todo durante cinco minutos. Sin cortes, sin respiro y sin piedad. No es una escena teatral con solo un par de personajes dialogando. Estamos ante el resultado de muchos ensayos, mucha compenetración, mucho trabajo y mucho talento.
Hard Boiled como referencia y como película de culto
Seguramente, cosas como ésta son la razón de que Hard Boiled siga siendo considerada una gran película de acción, de que distintas generaciones de espectadores hayan pasado por ella con más aplausos que críticas y que muchos críticos obsesionados con alejarse del gran público la hayan vapuleado hasta la saciedad. Pero en el cine caben muchas cosas y la acción es una de las que más se valoran, porque no es la más fácil de plasmar.
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