Hard Candy es una película independiente dirigida por David Slade en 2005, y protagonizada por Ellen Page y Patrick Wilson. La trama se basa en la venganza de una joven adolescente contra un joven seductor y acosador que no espera la que se le viene.
Y no se la espera porque el personaje de Page, en parte gracias a su apariencia aniñada e inocente, le hace creer que no corre ningún riesgo ni peligro. No se lo hace creer a él, ni a ti, ni a mí. Todos caemos en la seducción y el encanto de una tierna adolescente que, precisamente por esa tierna inocencia que muestra, otorga una confianza tan grande que, a la postre, acaba poniéndonos los pelos de punta.
Hard Candy supuso un éxito en Sitges, festival de referencia en cuanto al cine independiente de intriga y terror se refiere. Y es que, aunque aquí no suframos un miedo atroz ni seamos víctimas de un gore explícito como el que muchas otras películas exponen, la sensación de identificación con los personajes llega a tal punto que somos capaces de sentir venganza y compasión a la vez que miedo y atrevimiento.
Hay escenas en las que uno no sabe en qué papel meterse, con qué personaje empatizar, y, sobre todo, no consigue decidirse por el sentimiento más justo. Eso es lo duro de la película, si decidirse por la justicia o la compasión, si es que éstas son incompatibles, más aún cuando vamos conociendo los detalles de la trama a través de los que se nos dosifica gota a gota en la película.
La supuesta inocencia del personaje que encarna Ellen Page recuerda ligeramente al tan recurrido cuento de Caperucita roja, aunque aquí es ella misma la que se encarga del malvado lobo. Esta comparación no era pretendida en el origen de la película, y mucho menos por los guionistas, pero fue aprovechada a posteriori, ya que era una metáfora muy acertada.
Hardy Candy consiguió bastante reconocimiento en los momentos de su estreno, que fue limitado en cuanto al circuito comercial. Sin embargo, los críticos reconocieron su valía y, sobre todo, la potencia que marcaba su protagonista femenina, la cual se ha demostrado con el paso del tiempo.
En definitiva, Hard Candy no es una película sencilla de ver, pero sí es sencilla de agradecer. No ofrece una situación cómoda, ni de buen rollo al espectador, pero el morbo tan amplio que nos regala es suficiente como para dejar una simbólica marca en el espectador.
La historia es muy buena, pero que gran parte de su éxito es el rostro de la Page y lo «buena gente» que parece el tío. Mi enhorabuena a los responsables del casting.
Pues sí. Yo también me tragué lo buena gente que era el tío…
si eras un poco mas analitico o vicualisas bien te das cuenta desde el inicio de que en realidad ni uno es lo que realmente asemeja ser… pero en algo si tienen total razón de que la película no te deja enfatizar fácilmente con algún personaje, ya que la justicia puede ser vista de cualquier forma por los espectadores esta pelicula realmente te hace dudar si es correcto el castigo ejercido por la encantadora protagonista… en fin buena pelicula