La isla mínima es una película dirigida por Alberto Rodríguez en 2014 y protagonizada por Raúl Arévalo y Javier Gutiérrez. En ella se nos cuenta la desaparición de dos menores en la Andalucía de 1980, y la posterior investigación que realizan dos policías bastante opuestos en su historial y, también, en su manera de trabajar.

la isla minima poster

Hasta aquí, y no solo hasta aquí, todo es bastante normal o, por decirlo de otro modo, no es un dechado de originalidad. Ninguno de los personajes que aparecen en La isla mínima va a destacar por ninguna característica de extravagancia o va a marcar una clara influencia sobre otros personajes del futuro. Tampoco la historia es algo que no hayamos visto anteriormente, ni está tratada de un modo innovador, ni contiene giros que destrocen nuestros planes y previsiones acerca de ella.

Pero nada de esto ha de echarnos para atrás. Desde un principio, es una película directa, sin trampa ni cartón, que va a lo que va y no es a otra cosa que a mostrarnos una trama policiaca muy seria en todos los aspectos y tan sincera que el espectador se convierte en una pieza más ante los hechos que van sucediendo.

Ambientada a principios de los ochenta, una época de transición no sólo en lo político sino en la vida cotidiana de la gente, donde convivían dos maneras de ser y de pensar que se muestran meridianamente en las formas de cada uno de nuestros protagonistas, recoge esa luz que recordamos, de tenue iluminación en una época en la que se vivía mirando con ilusión al futuro cercano, o tal vez porque es ese brillo apagado que nos queda en las fotografías y los vídeos que mantenemos en casa y que han perdido la viveza que tal vez un día tuvieron.

la isla minima

Sumergidos en esas tonalidades hasta el fondo, y temiendo ahogarnos en las marismas que nos rodean, vamos chapoteando, avanzando lentamente, como si el suelo en el que pretendemos avanzar nos fuera reteniendo, porque no es un contexto socialmente abierto ni colaborativo, y la labor de investigación es como nuestro progreso en la película.

Pero tenaces, unos pensativos y otros agresivos, como si tomáramos parte por alguno de los protagonistas, estamos empeñados en seguir hasta el final. Nos apetece tanto como a ellos. Nos han convencido de que hay que hacerlo, y no sopesamos la rendición como parte de nuestro plan.

la isla minima

Así es cómo, repito, sin ser una película novedosa dentro del género, La isla mínima nos lleva, no de la mano, ni a trompicones, sino seduciéndonos para que la acompañemos, hasta la última de las marismas, o hasta donde haga falta, demostrando que con ganas y honestidad es posible lograr sus objetivos y, de paso, animar a que otros sigan el mismo camino.

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