La mosca (The fly) es un clásico a la hora de hablar de películas de ciencia ficción. Aunque ya hubo una primera versión en los años cincuenta, la de David Cronenberg de 1986 es la más popular actualmente, y también es el título más conocido del director.

Sobre un relato de ficción sobre el teletransporte, Cronenberg consigue una historia centrada en pocos personajes y localizaciones, lo cual ayuda a arrinconar al espectador en una situación compleja, como la que sufre el personaje protagonista, mitad hombre y mitad mosca, de manera lenta y minuciosa, tan detallada que casi se sufre en persona.

the fly la mosca cronenberg

Póster de la película

Seth Brundle (Jeff Goldblum) es un científico que sólo vive para su trabajo, que no es otro que experimentar con la teletransportación. Su piso es su laboratorio y allí es donde almacena todos los cacharros y computadoras necesarias.
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 Una noche en una fiesta conoce a Veronica (Geena Davis), una periodista con sed de historias interesantes, a la que le muestra los progresos que ha conseguido con sus máquinas. La ambición de Brundle le lleva, como todo buen científico, a no escatimar en riesgos a la hora de experimentar, y acaba probando el teletransporte con su propio cuerpo. Pero la mala suerte hace que una mosca se cuele en la cabina que le ha de trasladar y sus genes se fusionan. A partir de aquí, la existencia de Brundle pasa por varias fases, todas ellas dominadas por su parte mosquitera, la cual es cada vez más predominante.

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Brundle empieza a notar cambios en su cuerpo

Sin duda, La mosca es una película con un look típicamente ochentero y, también, típicamente de Cronenberg. Gris, intensa, con una agilidad paradójicamente lenta, y con un acercamiento tímido a lo crudo, pero efectivo en lo impactante. No se parece más que en lo básico a su homónima de los cincuenta, pero los cambios tienen tanto sentido en cuanto a lo social y la época que representa, que funcionan a la perfección. Todo un acierto por parte de Cronenberg.

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Momento de la película con los dos protagonistas, Davis y Goldblum

Se puede decir que La mosca es ya, por pleno derecho, un título de culto. Probablemente no fuera concebida para arrasar en las taquillas, pero sí lo fue para impactar en su visionado, y lo consiguió. Una vez que la ves, no te olvidas de ella.

 

 

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