Down by law (Bajo el peso de la ley) es una película dirigida por Jim Jarmusch en 1986, y protagonizada por Tom Waits, Roberto Begnini y John Lurie. Es de las obras más carismáticas y representativas de Jarmusch, y una de las que le asentó como referente indiscutible dentro del cine independiente de los años ochenta.En esta ocasión, hay tres personajes principales, y cada uno de ellos es encarcelado por distintos motivos. Cada uno de ellos, también, es muy distinto al otro. El personaje más fuerte es Zack, encarnado por Tom Waits, que no es otra cosa que un chulo con todas las letras. Por su parte, Jack (Lurie), es un tío bastante pasota, desencantado con la vida, cuya profesión es buscar trabajo de discjockey. Como contrapunto a estos personajes que tan bien encajan en el ambiente sórdido de la película, está Roberto (Benigni) que es un italiano extrovertido y cantarín. Le viene el papel que ni pintado.
Los tres se hacen amigos en la celda, y de ahí preparan su escapada. Pero lo que importa no es cómo van a escapar, sino cómo interactuan entre ellos y cómo va evolucionando su relación. De nuevo, si ya era una producción independiente y con unos actores poco habituales, el tratamiento que se le da a la fuga de una cárcel es completamente alternativo.
Pero si hay algo que sea realmente significativo de Down by law es el tratamiento visual que se le da. Una Nueva Orleans nocturna, de cine negro, además del blanco y negro, y la cárcel, y los pantanos a donde huyen, y la música de los propios Lurie y Waits.
Todo ello lo aúna Jarmusch para envolvernos en una atmósfera poco habitual, tal vez demasiado lenta, o densa, porque son tantos los detalles que tiene y que no perdemos, que la acción, al no ser tanto física como psicológica, corre a un ritmo más pausado del que podemos estar habituados como espectadores. Pero estas cosas son las que han aupado a este director a los altares del culto de muchos cinéfilos.
No es que Jarmusch sea el director favorito del Pelicultista, pero no deja de ser un ejercicio interesante para los cinéfilos comprobar cómo hay maneras distintas y atrevidas de narrar las historias, sin caer en los extremismos de algunos autores demasiado vanguardistas, pero sin dejarse seducir del todo por las corrientes más comerciales.