Los idiotas (Idioterne) es una película dirigida por Lars Von Trier en 1998 y protagonizada por Bodil Jørgensen, Jens Albinus, Anne Louise Hassing, Troels Lyby y Nikolaj Lie Kaas. Fue la segunda película en adscribirse al manifiesto Dogma 95, según el cual varios directores, entre los que se incluía el Von Trier, pretendían alejarse del cine convencional de manera bastante radical, eliminando partes esenciales de lo que se supone el procedimiento convencional de elaboración de una película.

los idiotas idioterne poster

Por decirlo de otro modo, aquí no sólo no habrá efectos especiales visuales ni sonoros, ni tampoco cualquier otro elemento que implique una alteración del metraje obtenido de manera natural y artística durante la grabación. Apenas hay montaje, la cámara siempre va al hombro, y el guión es mucho menos preciso para no interferir en la interpretación e improvisación de los actores.

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Bajo estas condiciones, y con unas premisas argumentales tan provocativas como podamos esperar de Lars Von Trier, se nos presenta a un grupo de amigos que, hastiados de los valores de la sociedad actual, deciden hacerse pasar por deficientes mentales en distintas situaciones, a veces por diversión y otras veces por experimento.

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El resultado artístico de Los idiotas, al igual que el de otras películas encuadradas en Dogma, no deja de ser curioso, aunque lo era mucho más por aquellos años. Aquí toman mucho más protagonismo la historia y las interpretaciones, y éstas tienen que mostrarse con mucha más intensidad, si cabe, que en una película convencional. Y en Los idiotas la intensidad llegó a suponer casi escándalo. No sólo por lo atrevido del planteamiento argumental, que puede escandalizar a muchos de los espectadores más conservadores, sino por el resultado que acabamos viendo en pantalla, donde se lleva al extremo al personaje y se hace también sin ningún freno por parte del director a la hora de grabar. Hay escenas duras, hay escenas divertidas y también hay escenas que llegaron a calificarse de pornografía. Sea lo que fuere, está claro que no podemos juzgarla con las mismas reglas que a otras películas, sino como a una obra especial, cuyas intenciones juzgo como nobles en el aspecto cinematográfico y que influyó mucho en otros realizadores del entorno independiente o alejado del cine puramente comercial.

En conclusión, Los idiotas es una película que va a gustar a los más atrevidos, que va a interesar a los más curiosos y que no debéis ver si lo vuestro es el cine clásico, el cine comercial o si vuestros ojos prefieren los contenidos familiares o para todos los públicos. Si no tenéis en cuenta esto, lo más probable es que penséis que Lars Von Trier os ha tomado por idiotas.

 

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