Unos niños del Brasil un poco extraños
Los niños del Brasil puede ser perfectamente esa película cuyo título le suena a todo el mundo, pero que hay mucha gente que aún no ha tenido la oportunidad de verla. De hecho, es un título que, por unas razones u otras, no goza de demasiados pases en las televisiones hoy en día y, tal vez por su edad, aún no se puede encajar en esos clásicos antiguos ni tampoco en uno de los más definidos géneros modernos.
Con esto último quiero decir que, al igual que la novela de Ira Levin en la que se basa, trata a unos personajes históricos, y otros ficticios basados en personajes reales, de una manera que, posiblemente, pudiera encajar con su personalidad, pero que realmente no actuaron así como se les describe, y ni mucho menos realizando esos experimentos científicos que cuenta la película. Y es que, estos asuntos que trata –y sin querer nombrarlos para no caer en spoilers –aún eran pura ciencia ficción en los años setenta.
¿En qué género encajamos a Los niños del Brasil?
De ahí que, aunque cuando la película fue concebida aún se le pudiera encajar en una especie de ciencia ficción histórica, hoy en día ya haya perdido ese carácter “futurista” y acabe encajando más en una buena historia de temas nazis en la Sudamérica de los años setenta.
Pero, dejando de lado ese envejecimiento extraño de su género, no se puede decir que la película sea mala, ni mucho menos. Partiendo de una trama tan interesante como unos aterradores planes de Mengele (Gregory Peck) en Brasil, y de las investigaciones que hace Liebermann (Laurence Oliver) para detenerlo, Los niños del Brasil va cogiendo fuerza poco a poco, destapando de manera muy cuidadosa los avances que hacen comprender la historia, y regalándonos unas interpretaciones estupendas, sobre todo de estos dos actores principales.
Puede que Los niños del Brasil sea el último buen título de Franklin J. Schaffner, cuya prolongada carrera no puede sino definirse como llena de altibajos, con algún título muy brillante y otros verdaderamente olvidables. Pero, sin quitarle méritos, también es justo decir que con esos actores y, sobre todo, con un tipo de historia que suele funcionar tan bien en la gran pantalla, lo extraño habría sido fracasar.
En definitiva, una buena película para ver por primera vez o para recuperar de cuando en cuando, teniendo en cuenta, sobre todo, la época en la que se escribió y se filmó, que ya son cuatro décadas.