Panico en Needle Park

Pánico en Needle Park

Pánico en Needle Park (The Panic in Needle Park) es una de esas películas cuyo título sobrevuela en muchas ocasiones, pero no siempre aparece en las pantallas. De todas maneras, y aunque no es recordada hoy en día como una obra de referencia, tiene varias cosas que hacen de ella una cinta interesante para ver y comentar.

El director de Pánico en Needle Park es Jerry Schatzberg, cineasta no demasiado prolífico ni exitoso que, de todos modos, ha tenido algún título de interés en su carrera. Pero, seguramente, para el público menos avanzado, lo más llamativo aquí sea el papel de Al Pacino, el primero protagónico de su carrera, en el que se nos muestra a un joven y prometedor actor antes de dar el gran salto a la fama.

Panico en Needle Park

¿Qué nos cuenta Pánico en Needle Park?

Bobby (Al Pacino) y Helen (Kitty Winn) son dos jóvenes neoyorquinos. Bobby se dedica a trapichear y también es drogadicto. Helen se enamora de él tras un breve encuentro y ambos deciden casarse. El problema es que apenas tienen dinero y las adicciones comienzan a superarlos.

Así, los que no parecen dos típicos yonkis en las últimas, empiezan a decaer y cada vez a mostrarse más dispuestos por conseguir el siguiente pico o la siguiente dosis de heroína. Claro que, poco tienen a su alrededor que les pueda ayudar. Las oportunidades que tienen las descartan y prefieren el jugueteo con la policía o con otros tirados antes que reconciliarse con la vida.

El retrato de una sociedad neoyorquina

Esos años entre finales de los sesenta y comienzos de los setenta se suelen ver idealizados. El movimiento hippie, el amor sin fronteras, los movimientos pacifistas. Pero muchas de estas buenas intenciones se tradujeron en malos resultados. Los afortunados consiguieron rehacerse, pero muchos se quedaron por el camino, lamentándose de que el resto del mundo no siguiera sus doctrinas de que el amor es todopoderoso y que la vida no conlleva sacrificios y responsabilidades.

Esa frustración de tantos jóvenes, que en Estados Unidos se vio aumentada por todo lo concerniente a la guerra de Vietnam, solo vio salida en las drogas. Ni el alcohol ni el tabaco eran suficientes ya. El sexo y el rock and roll dejaron paso a la pata más peligrosa de todas, de cuya pisada solo pudieron salir los más resistentes.

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Acierta Schatzberg en centrarnos la historia en una fría Nueva York. No se centra en las inclemencias meteorológicas, pero los cielos grises de la ciudad, junto a esos gorros de lana y abrigos subidos hasta las solapas, nos hacen sentir el frío de los protagonistas. Ese frío al que muchos aluden cuando tienen el mono extremo, que les hace tiritar, como si estuvieran al borde de la muerte, aunque solo están al borde de la desesperación.

Calles grises, bastante asfalto, cafeterías poco acogedoras y apartamentos lúgubres. Además de suponer un buen ahorro en el presupuesto y en el trabajo, estas localizaciones juegan otro papel. Ayudan a ese retrato de las incomodidades de los drogadictos, pero, casi cinco décadas después, se significan como un bonito retrato de lo que era la ciudad de la gran manzana en aquellos años.

Y es que, además de todo lo anterior, el estilo de Schatzberg en la dirección busca una especie de tono documental, tal vez por darle mayor credibilidad a la historia, aunque también por las modas y estilos del momento. Genial para los que, como servidor, aprecian este tipo de imágenes y se muestran curiosos por los retratos más fieles y veraces de lo que era la gente normal en tiempos pasados.

La primera película de Al Pacino

Aunque todos tengamos en la memoria bien frescas las imágenes de un Al Pacino joven por su participación en El padrino (The Godfather. Francis Ford Coppola, 1972), en esta película era todavía un desconocido para el público.

Es cierto que comenzaba a tener ya un poco de nombre en el mundillo, y el mismo Schatzberg se vio más interesado por el proyecto cuando Pacino manifestó su intención de participar en él. También se dice que el propio De Niro llegó a participar en el casting para el papel de Bobby, algo que encaja muy bien, ¿verdad?

Por suerte para Al, el papel recayó en él y Coppola pudo mostrar esta película como defensa de su contratación para la película de la mafia. A partir de ahí, todos sabemos lo que ha pasado con uno de los actores más reconocidos de las últimas décadas y cuántas películas suyas han llegado a las más altas cotas.

Otros actores de Pánico en Needle Park

Muchas palabras sobre Pacino pero no es el único actor ni el único responsable de que esta película funcione. Además de él, Kitty Winn es el rostro que más momentos roba a la cámara. Su mirada cándida y su rostro dulce son suficientes para seducirnos y no culparla por los errores en los que cae. Nos los creemos, nos parecen naturales. Es como esa hija a la que se le perdona todo o esa muchacha a la que querríamos acoger.

Winn lleva ya unos cuantos años retirada. A otros del reparto, también llevamos tiempo sin verlos, pero porque han fallecido. Es el caso de Alan Vint, de Richard Bright y, por supuesto, de Raul Julia, quien, probablemente, sea el rostro más conocido de este film después de Pacino.

Panico en Needle Park

¿Qué se puede esperar de esta película?

La conclusión sobre Pánico en Needle Park no es tajante ni de modo positivo ni de modo negativo. Más que como diversión artística, sirve como entretenimiento documental por las razones ya explicadas.

Es curioso ver a un Pacino tan joven expresando su talento con la necesidad de medrar en este mundo, y también tiene su punto el disfrutar de una película tan urbana rodada en ese estilo más descriptivo que pretendía el cine alternativo de aquellos tiempos en Estados Unidos.

Digamos que Schatzberg arriesgó lo justo como para que Pánico en Needle Park tuviera un toque distintivo en su momento y todavía hoy se mantenga como visible.

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