Las películas de bajo presupuesto merecen más atención de la que actualmente reciben. Muchas de las películas de las que hablamos aquí nacieron como proyectos humildes, sin mayores pretensiones, y sus directores o productores las llevaron a cabo con poco dinero.
Y es que, aunque haya películas que se esfuerzan en disimularlo, hacer cine no suele resultar barato. Estamos hablando de que una película de bajo presupuesto, aunque muchos de los que participen en cualquier proceso de su producción lo hagan gratis, va a acabar poniéndose en varios miles de euros, o dólares. Estas cantidades, que para las grandes productoras son como calderilla, para muchos de los esforzados autores o cineastas noveles puede suponer una inversión enorme o, incluso, su ruina personal.
Pero hay veces en las que el talento es reconocido y la película consigue una visibilidad suficiente como para que el público empiece a ser considerable y los números empiecen a cuadrar. Las razones para que esto suceda pueden ser varias aunque, no hay que negarlo, el ingrediente de la fortuna tiene que estar presente en mayor o menor medida.
Como es de suponer, muchos de estos esforzados y exitosos proyectos han llegado a ser considerados títulos de culto con el paso del tiempo. No es para menos. Lo suyo es puro mérito.
La primera película de Robert Rodríguez, que es un experto en sacar mucho partido a sus partidas presupuestarias. Ésta no deja de ser la más paradigmática, con una inversión aproximada de 7.000 dólares, en la que él escribió, dirigió y montó, y Carlos Gallardo produjo y protagonizó. El resultado le gustó mucho a gente importante en Columbia, que decidió distribuirla para conseguir una recaudación de más de dos millones de dólares.
El debut de Lynch en el mundo de los largometrajes fue un proyecto complicado de realizar en el que se invirtieron casi 20.000 dólares. Pero el boca a boca funcionó muy bien y la gente se apuntaba con animosidad a ver qué había salido de la mente de Lynch. El resultado en dinero fue de unos siete millones sólo en Estados Unidos.
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John Waters se gastó unos 10.000 dólares en esta película protagonizada por Divine y que significó su consagración como director raruno. Es una cinta bastante entretenida y le reportó unos ingresos de nada menos que siete millones sólo en salas cinematográficas. En definitiva, no solo una película de culto, sino una de las películas de bajo presupuesto más míticas de la historia.
Otro título de culto, en concreto más para los fans del terror. Supuso un antes y un después en su género y habría que echar mucho tiempo para saber a cuántas otras obras ha influido e inspirado. El presupuesto no era tan raquítico como otras en esta lista, ya que superó ligeramente los 100.000 dólares, pero también la recaudación fue enorme, pasando de largo los 40 millones de dólares.
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Está basada en una historia real, lo cual seguro que le dio más credibilidad al estilo de dirección e interpretativo. La inversión fue de unos 130.000, y la recaudación alcanzó los 55 millones de dólares en todo el mundo, lo cual la convierte en una de las películas de bajo presupuesto más rentables jamás realizadas.
Típica película de metraje encontrado que fue todo un boom en su momento y que parece haber caído un poco en el olvido con el paso de los años. Pero lo que hace que la recordemos hoy aquí no es su calidad cinematográfica, sino que de 60.000 dólares consiguiera sacar 250 millones. Puede que sea el primer título que le viene a la cabeza a la gente al hablar de películas de bajo presupuesto.
Todo un título independiente sobre personajes adolescentes raritos, pero entrañables. De una inversión de 400.000 dólares y una estética y argumento bastante indies, llegaron a recaudar casi 50 millones. Seguro que los Hess bailaron como su protagonista para celebrarlo.
Estamos ante otro caso de resultados espectaculares. La inversión fue pequeña para lo que una película supone, ya que apenas fueron 400.000 dólares de la época. Pero es que la taquilla llegó a los 100 millones, y dio paso a las secuelas ya conocidas. Lo mejor, que nadie hoy en día piensa en ella cuando se habla de películas de bajo presupuesto, ¿verdad?
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Subimos un poco el escalón presupuestario, para llegar hasta el millón de dólares. Muchos quisiéramos tener un millón, sí. Pero insisto en que es una cantidad bastante pequeña, sobre todo para una película de Hollywood. Lo que no fue pequeño fue la recaudación de más de 200 millones. Eso, por no hablar del éxito en los premios de la Academia y del despegue de la carrera de Stallone.
Puede que éste sea el caso de mayor rentabilidad de todas las películas de bajo presupuesto. Con solo 15.000 dólares, Oren Peli hizo una película que ha superado la barrera de los 100 millones en ingresos. Eso sí, no se ha cansado y ha seguido con la saga, que ya va camino del sexto título.
Además de éstas, hay otras muchas películas de bajo presupuesto que han resultado terriblemente rentables para sus creadores y productores. Algunas como Once (John Carney, 2007), que no son tan conocidas por el gran público, y otras como Clerks (Kevin Smith, 1994) o Primer (Shane Carruth, 2004), que son películas de culto.
Pero también hay que reconocer que, para los estándares actuales, incluso títulos que han costado cinco millones de dólares son consideradas películas de bajo presupuesto. Eso sí, por muy poco dinero que sea, resulta una inversión inalcanzable para la mayoría de nosotros, ¿verdad?