Si hay una película de culto por excelencia, ésa es The Rocky Horror Picture Show. Tan de culto es que, sin haber sido un bombazo en su día y a pesar de pulular entre géneros no puramente comerciales, sigue contando con pases en salas cinematográficas casi cuarenta años después de su estreno.
Si digo que The Rocky Horror Picture Show no se mueve entre géneros muy comerciales es porque la base de la película es musical, que no quiere decir que sea mejor ni peor, sino simplemente va a terminar en un público más reducido. Y, además, es una parodia a las películas antiguas, o clásicas, de ciencia ficción. Vamos, que tiene todos los ingredientes para pasar desapercibida excepto para esos espectadores que buscan cosas menos habituales.
Pero en lo que sí acierta The Rocky Horror Picture Show es en buscar el entretenimiento y la diversión del público. La historia, y las canciones, tienen un tono cómico y, a la vez, un acompañamiento visualmente friki, que cuando menos logra sorprendernos, y logra engancharnos, de la misma manera que vamos descubriendo melodías pegadizas y personajes, con sus situaciones, muy peculiares. Claro, es que están haciendo coñas de películas que en los años setenta, y sobre todo hoy, ya parecían rarunas. Y lo hacen con gusto, estilo y talento que, aunque nunca se diga, es especialmente necesario para atraer al público. Tanto es así que ya es una tradición que los asistentes a las funciones que siguen vigentes son partícipes activos de la película, e incluso suele haber actores y animadores que apoyan todo el show como si fuera una mezcla de película y obra de teatro.
Por si queda alguna duda, basta sólo con ver los créditos iniciales, tan sencillos, característicos y pegadizos que llegan a funcionar como una marca propia.
El director de la película es un prácticamente desconocido Jim Sharman, y entre los protagonistas principales hay dos nombres que destacan sobremanera, sobre todo por que su carrera ha progresado mucho desde entonces: Tim Curry y Susan Sarandon. Ella, jovencísima, guapísima y en un género en el que no estamos acostumbrados a verla. Él, muy peculiar, como su personaje, influido tremendamente por la estética glam que se llevaba tanto entonces.
En conclusión, The Rocky Horror Picture Show es una película distinta, atrevida y divertida, y que se ha ganado el derecho al culto a lo largo de décadas de diversión y entretenimiento para un número creciente de fans. No es un musical al uso, por lo que suele gustar incluso a los que repugnan este género. Pero tampcoo es sólo un musical, sino que va más allá, a la ciencia ficción, a la comedia, y también más allá de la pantalla si es que alguien se decide a verla en una sala cinematográfica.