El mayor truco del diablo fue convencer a la gente de que no existía. Y eso, más o menos, es lo que hizo Keyser Söze, un criminal que, por su despiadada actitud, era toda una leyenda e incluso hacía a la policía dudar sobre su existencia. Esto podría ser un resumen más o menos acertado de Sospechosos habituales. Una de esas películas en las que el espectador está a la cola de los conocedores de la historia, y que basa en eso el secreto de su éxito.
Tras un tiroteo en un barco, en el que mueren muchos delincuentes, un superviviente, el cojo Roger ‘Verbal’ Kint, es interrogado por el agente Kujan. A través de su testimonio, vamos conociendo la historia de cinco sospechosos habituales de la policía que están inmersos en un gran golpe en el puerto de Los Ángeles, y de su vinculación con Keyser Söze, que comienza a ser el gran misterio de la trama.
¿Qué hace que Sospechosos habituales sea tan especial?
Aparentemente, Kint es un sujeto menor dentro del grupo, aunque su papel parezca esencial. Él es el que cuenta la historia a un escéptico Kujan y todo lo que éste consigue averiguar es a través del relato del lisiado. Así, los espectadores quedamos como el último eslabón de la cadena, que asistimos atónitos y expectantes a todo lo que se nos muestra.
No hay nada predecible y los datos clave se nos van dando a cuentagotas, frecuentes porque hay mucho que contar, pero a una velocidad perfectamente medida. Esto motiva que la incógnita sobre Keyser Söze se quede en un segundo plano, latente, porque la historia en general es compleja y hay muchos personajes, mas sin cobrar excesivo protagonismo. Ojo, esto no significa que pierda un ápice de su importancia, pero va dirigiendo la atención de los espectadores a otro lugar.
El reparto de Sospechosos habituales
Más allá de lo que supone el guión y la historia en general, que hacen de Söze un personaje mítico, lo más destacable de Sospechosos habituales es la actuación de Kevin Spacey en el papel de ‘Verbal’ Kint. Lo que no mucha gente conoce es que este personaje fue pensado desde el origen para ser interpretado por Spacey. Si bien es cierto que éste no tenía la enorme fama como actor que ahora sí posee, no vamos a descubrir ahora la calidad de este actor, que ganó su primer Oscar con este trabajo de hace ya más de veinte años.
Sospechosos habituales cuenta también con la presencia de otros actores de renombre, en lo que no deja de ser un reparto bastante coral. Pero destacan sobre todo Gabriel Byrne, un joven Benicio del Toro, o incluso Chazz Palminteri.
Por su parte, el director de la película fue Bryan Singer, que ganó un enorme prestigio con este trabajo, y cuya carrera a partir de entonces ha ido en continuo ascenso, con títulos tan brillantes en taquilla como cuatro entregas de los X-Men o la muy aclamada Bohemian Rhapsody, cuyo crédito se ha tenido que mantener a pesar de que no le permitieron finalizarla.
Sospechosos habituales, una película de culto
En lo que se refiere a cuestiones más propias de la producción, y que resultan muy curiosas, cabe decir que el presupuesto y el rodaje de la película fueron bastante cortos para lo que cabe pensar. Todas las escenas fueron grabadas en poco más de un mes y el presupuesto total no superó los 6 millones de dólares. Para lograr esto, obviamente, los actores cobraron bastante menos de lo que normalmente era su caché.
También puede sorprender que, en su primer fin de semana, la recaudación fue bastante escasa, aunque los números totales tras finalizar sus proyecciones sí que supusieron grandes ganancias a los productores. Y es que, como muchas películas que no parten con grandes inversiones en publicidad y marketing o que, en el caso que aquí nos ocupa, se estrenan en fechas más difíciles, Sospechosos habituales debe mucho al boca a boca y a que, hoy en día, ya se la considera una película de culto con todas las letras.
En conclusión, tras más de veinte años desde el estreno de Sospechosos habituales, seguimos considerándola una película de referencia para los aficionados al cine de intriga y policiaco. Un guion tan bueno y contado de manera tan brillante difícilmente puede pasar de moda y, probablemente, nuestros hijos y nuestros nietos seguirán admirándola como nosotros lo hemos hecho hasta ahora.
Pero, lo mejor de todo es que siempre nos quedará la duda sobre la existencia de Keyser Söze. ¿Se puede pedir más?
Un comentario
Simplemente genial