Toma el dinero y corre. Hoy en día, casi parece una frase hecha; unas palabras que se dicen de carrerilla y que, realmente, en pocas ocasiones se refieren a la película que escribió, dirigió y protagonizó Woody Allen allá por 1969.
Realizada como falso documental, estilo que le ha funcionado bien a Woody Allen en las veces que lo ha adoptado, Toma el dinero y corre (Take the Money and Run) nos cuenta la vida de Virgil Starkwell, un ladrón bastante inepto al que desde pequeño todo le sale mal, y que ya en la vida adulta, su único fin es dar un gran golpe en un banco para darle a su mujer (Janet Margolin) una vida llena de lujos y caprichos.
Si el año anterior ya había marcado claramente las señas de lo que hoy conocemos como su cine más típico con Sueños de seductor (Play it again, Sam), en Toma el dinero y corre ahonda un poco más en ese personaje prototípico lleno de inseguridad, un poco gafado y con grandes aspiraciones que no se consiguen realizar.
Además, el hecho de ser un falso documental, o mockumentary, le da facilidad a la narración para ir presentando los momentos de la vida de Virgil en los que nos vamos a centrar. Y es que, como si de una biografía sobre alguien relevante se tratara, y como si una o varias cámaras ocultas hubieran estado en los lugares más oportunos y en los momentos más idóneos, Allen nos va llevando por una sucesión de gags desternillantes y unidos por la línea temporal que marca la vida de Virgil.
Allen escribió el guión de esta película en tres semanas y, como le pasó en Sueños de seductor, no se sentía lo suficientemente preparado para dirigirla. Pero, esta vez, sí dio el paso y, aunque el primer montaje no fue del todo satisfactorio, consiguió estrenarla en una pequeña sala de Manhattan y allí fue donde la gente empezó a disfrutar de ella y a correrse la voz de que merecía mucho la pena. Tal fue la afluencia, que se batió el récord de entradas vendidas en ese cine, y el nombre de Woody Allen comenzó a dar mucho que hablar.
Después de tantos años y tantas películas hechas, habrá pocos cinéfilos que desconozcan el cine de Woody Allen y, también, serán escasos los que, viendo sus comedias, no hayan soltado más de una carcajada. Toma el dinero y corre no es de las más conocidas, seguramente por ser de las más antiguas y porque Allen ha llegado a hacer muchas películas muy superiores. Pero, si un día la pilláis por la tele, o en un dvd, o como sea, no la dejéis escapar. Es de esas películas que se pasan volando porque están bien hechas, con sencillez y, sobre todo, muchas ganas de hacer reír a la audiencia.
2 comentarios
¡Qué gran película! Y el gag de la fuga con esa pistola tan especial… ¡ORO PURO!
qué tendrá ese momento que todos lo recordamos como grandioso!!!