Un cadáver a los postres (Murder by Death) es de esas comedias que parecen surgidas de una apuesta o una broma y que solo unos genios podrían llevar a cabo. De hecho, aquí hay muchos genios participando y, probablemente, disfrutaron mucho en la concepción y ejecución, aunque no sabemos si tanto como los que la vemos desde el otro lado.
Esa cantidad de grandes nombres que aparecen y desaparecen en Un cadáver a los postres es una de sus características más llamativas. Nunca es fácil encontrar una película con un reparto tan amplio y de calidad como ésta. Alec Guinness, David Niven, Peter Sellers, Peter Falk, Maggie Smith y el mismísimo Truman Capote.
Son nombres tremendamente míticos y, para los que no conozcan la película suponen un atractivo impresionante que, en realidad, satisface y supera las expectativas.
El estilo de Un cadáver a los postres se podría encuadrar en ese tipo de comedias un poco extravagantes tan típicas de los años sesenta y, sobre todo, setenta. No podía ser menos cuando se trata de una reunión convocada por un excéntrico millonario que tiene un mayordomo ciego y a la que acuden los detectives más importantes de todo el mundo. El objeto de la reunión no será otro que premiar al mejor detective, aquel que consiga resolver el asesinato que se producirá, precisamente, esa misma noche.
Como se puede adivinar, Un cadáver a los postres trata de parodiar las tan populares películas e historias de detectives. En esto, precisamente, juega a su favor la aparición en escena de uno de los actores televisivos más importantes de las últimas décadas, Peter Falk, que tanta fama y tantas horas de entretenimiento nos dio con su famoso Colombo.
Obviamente, una comedia que se preciara en esos años tenía que contar con su toque de genialidad loca, y esto nunca faltaba cuando se tenía en escena a Peter Sellers. Éste, por su parte, además de esa vis cómica tan auténtica, venía de triunfar como otro detective en pantalla, aunque no serio como Colombo, sino mucho más gracioso, como el inspector Clouseau en las películas de la pantera rosa.
Pero no vamos a seguir describiendo y profundizando en los personajes y sus características, para mejor goce y sorpresa de los que aún tengan que estrenarse ante ella. Cabe decir, y es algo que casi nadie recuerda, que esta película tuvo una especie de secuela llamada El detective barato, estrenada en 1978 y protagonizada por Peter Falk, Ann-Margret y Eileen Brennan. Esto se debió a que Un cadáver a los postres tuvo un gran éxito en taquilla, dejando unos beneficios millonarios para lo que era una película de presupuesto contenido.
Como nota de curiosidad, comentar que esto no le debió de hacer mucha gracia a Peter Sellers que, como una de las grandes estrellas, tenía por contrato derecho a un porcentaje de la taquilla, pero se la vendió a los productores porque pensaba que la película se iba a estrellar.
Como todas estas películas tan de género y, además, típicas de una época cinematográfica, es probable que a los amantes de Un cadáver a los postres les apetezca ver títulos similares. O, por el contrario, los que no la conozcan, tal vez necesiten referencias para saber si es una película que puede gustarles.
La primera que podría venir a la cabeza de mucha gente es El juego de la sospecha (Clue. Jonathan Lynn, 1985), que coincide en tono, trama y hasta en Elieen Brennan. Si, por el contrario, lo que gusta es el humor de Peter Sellers y sus papeles interpretando a un detective, está claro que habría que empezar por La pantera rosa (The Pink Panther. Blake Edwards, 1963), seguir con todas las películas de Clouseau y terminar por El diabólico plan del Dr. Fu Manchu (The Fiendish Plot of Dr. Fu Manchu. Piers Haggard, 1980). Incluso se podría echar un vistazo a El honrado gremio del lobo (The Wrong Arm of the Law. Cliff Owen, 1963).
Si nos alejamos de la comedia, qué menos que echarle un vistazo a Muerte en el Nilo (Death on the Nile. John Guillermin, 1978), Muerte bajo el sol (Evil Under the Sun. Guy Hamilton, 1982) o, por supuesto, Asesinato en el Orient Express (Murder on the Orient Express. Sidney Lumet, 1974). De ésta, por cierto, hay una versión más reciente dirigida por Kenneth Branagh. En estas tres, más o menos coetáneas a Un cadáver a los postres, se disfrutan historias protagonizadas por Hercules Poirot, el famoso detective creado por Agatha Christie.
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1 Comment
Muy divertida esta película, cierto que hoy día está algo caduca en su humor, pero eso suele pasar con el cine cómico de los 80. Yo me lo sigo pasando bien cada vez que la veo.
Un saludo