un lugar en la cumbre

Un lugar en la cumbre

Un lugar en la cumbre (Room at the Top) es una película que marcó una época. La posguerra había traído a Europa grandes cambios, y los artistas buscaban nuevas vías para expresarlos, alejándose de las formas convencionales de hacer cine y teatro, y, sobre todo, de narrarlos.

En Inglaterra, esto se tradujo en el movimiento Free Cinema, al que algunos llaman British New Wave (Nueva ola británica), del que Un lugar en la cumbre es uno de los ejemplos más representativos.

Si quieres conocer un poco más acerca de esta película y de la importancia que tuvo, no solo para el Free Cinema, sino para el conjunto del cine europeo, en este artículo voy a intentar contártelo.

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¿De qué trata Un lugar en la cumbre?

Joe Lampton (Laurence Harvey) es un joven inglés que se cambia de ciudad por trabajo. Este puesto, aunque estable, no satisface sus ambiciones, por lo que se decide a cortejar a Susan Brown (Heather Sears), la hija de un magnate local. Ella había tenido una relación con otro joven adinerado llamado Jack, pero Joe es capaz de seducirla, a pesar del empeño de los padres de ella para boicotear la relación.

Mientras corteja a Susan, Joe también empieza a ver a Alice (Simone Signoret), una francesa diez años mayor que él e infelizmente casada con un hombre de clase alta que ahora tiene una aventura con su secretaria. Sus sentimientos se intensifican y se enamoran, pero las circunstancias con una y otra terminan por llevar a Joe a un laberinto amoroso, en el que tendrá que tomar decisiones muy complejas.

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Los personajes de Un lugar en la cumbre

Una de las claves de Un lugar en la cumbre es el magnífico triángulo que conforman sus protagonistas. Un joven inteligente y ambicioso, y dos mujeres muy diferentes entre sí, pero con el nexo común de estar prendadas por él. En realidad, no sólo ellas son diferentes la una de la otra, sino que él también está alejado de ambas.

El personaje de Joe funciona a la perfección por varias razones. La primera, por sus características más visibles, que son muy atractivas. Hablo de su encanto personal, de su inteligencia profesional y su capacidad a la hora de seducir a las mujeres. Esto lo convierte en una especie de héroe para gran parte de los espectadores, que lo ven como ejemplo de joven triunfador que sabe cómo escalar en la vida a pesar de no tener demasiados recursos iniciales.

Susan, en cambio, sí cuenta con recursos, ya que su familia es una de las más poderosas. Es una joven inocente e ilusionada, pero también muestra un inconformismo típico de las jóvenes de su época, que quieren salirse del corsé social y del control familiar, para tomar sus propias decisiones, sobre todo en lo que se refiere a su vida amorosa.

Por último, Alice, que es una mujer con ganas de ser feliz, algo que no ha conseguido a pesar de estar casada con un hombre de clase alta y que le podía conceder casi cualquier antojo. Lo que pasa es que este hombre no la ama, ya que prefiere pasar el tiempo con su secretaria, pero tampoco quiere que su mujer lo abandone.

Estos tres personajes son las figuras centrales de Un lugar en la cumbre, son sus motivaciones los que hacen avanzar la trama, y esa distancia, social y sentimental, es la que sienta las bases del conflicto más importante de la película. La lucha de un joven por ascender de clase social mientras se enfrenta a lo que su corazón le pide.

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La dirección de Jack Clayton

Un lugar en la cumbre fue el primer largometraje de Clayton. Y aquí ya vemos alguno de sus rasgos favoritos a la hora de dirigir, como el tratamiento de las relaciones humanas y las interpretaciones sólidas y sutiles de sus actores. De hecho, éstas son una de las claves principales para que la película funcione como lo hace.

Tanto el trabajo de Harvey como el de Sears brillan por los matices que aportan, incluso cuando sus escenas parecen más sencillas. Pero tenemos que decir que es la actuación de Simone Signoret la que eleva el nivel actoral hasta cotas muy altas. Tan altas que muchos consideran éste el mejor trabajo de toda su carrera, y fue la que mayor reconocimiento académico le dio, con un premio Oscar, un BAFTA y el premio a mejor actriz en Cannes.

Otro reconocimiento general fue al guión de Un lugar en la cumbre, firmado en este caso por Neil Paterson. Pero, al igual que con Signoret, y a pesar de la calidad y el trabajo del autor, la aportación de Clayton es fundamental para que luzca como lo hace.

Y es que el tono general de Un lugar en la cumbre está marcado por un realismo descarnado, reflejo del espíritu social y cultural de la Gran Bretaña de posguerra. Para ello, Clayton no se corta en tirar de localizaciones y escenarios reales, para aportar autenticidad, y del uso de la cámara en mano, con la que consigue una mayor sensación de inmediatez y cercanía, incluso de intimidad, algo que es muy útil a la hora de explorar y expresar las motivaciones y los deseos de los personajes.

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Los temas de Un lugar en la cumbre

Un lugar en la cumbre explora una serie de temas que estaban en pleno auge en la Gran Bretaña de la posguerra. Hablo de la movilidad social, el conflicto de clases y la búsqueda de una identidad propia o, si acaso, nueva. Con un telón de fondo tan complejo y conflictivo como esa sociedad que estaba experimentando profundos cambios sociales y culturales.

Uno de los temas centrales de la película es la idea de la movilidad ascendente y la tensión que surge cuando la gente de clase baja intenta elevarse por encima de su posición, con cuestiones relacionadas con la conformidad social y la ambición personal.

Joe Lampton es un personaje movido por su afán de éxito y su deseo de escapar de las limitaciones de su clase social. Este impulso le lleva a tomar una serie de decisiones moralmente cuestionables y a involucrarse en una relación extramatrimonial con Alice Aisgill.

Otro tema clave de la película es la búsqueda de la identidad. Joe Lampton es un personaje que lucha por encontrar su lugar en el mundo y definirse en sus propios términos. Su relación con Alice Aisgill es un reflejo de esta lucha, ya que intenta definirse a sí mismo en oposición a ella y a los valores de la clase alta.

Además, Clayton aplica técnicas estilísticas y narrativas para explorar temas complejos relacionados con la movilidad social, el conflicto de clases y la búsqueda de la identidad. El uso del realismo descarnado, la narración no lineal y el desarrollo matizado de los personajes la convierten en una poderosa exploración de la condición humana.

Y es que la era posterior a la Segunda Guerra Mundial estuvo marcada por el desmantelamiento de las estructuras de clase tradicionales, el ascenso de una nueva clase media y la aparición de la cultura juvenil. Estos cambios se reflejaron en el arte y el cine de la época, ya que cineastas y artistas trataron de captar las experiencias y perspectivas de la gente corriente.

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Un lugar en la cumbre y el Free Cinema

El Free Cinema surgió a finales de la década de 1950 como respuesta a la industria cinematográfica dominante de la época, que se consideraba conservadora, comercial y alejada de las realidades de la vida cotidiana. Y, al igual que otras corrientes paralelas, se caracterizó por centrarse en el realismo social, el documentalismo y el rechazo de las estructuras narrativas tradicionales.

Un lugar en la cumbre fue una de las películas que ayudaron a definir el movimiento del Free Cinema. Su realismo descarnado, su estructura narrativa no lineal y su enfoque en las experiencias de la gente corriente la convirtieron en una poderosa expresión de los valores y la estética del movimiento.

Al tratar sin complejos la movilidad social, el conflicto de clases y la identidad personal, Un lugar en la cumbre también reflejaba las preocupaciones y ansiedades de la época. Esto llevó a un gran éxito de la película que, junto a la aclamación de la crítica, ayudó a allanar el camino para una nueva ola de cine británico, con directores como Tony Richardson y Lindsay Anderson.

Estos cineastas continuaron explorando los temas y estilos del movimiento Free Cinema, y ayudaron a establecer el cine británico como una fuerza a tener en cuenta en la escena internacional.

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Recepción y crítica de Un lugar en la cumbre

Cuando se estrenó en 1959, Un lugar en la cumbre fue un éxito comercial y de crítica, y recibió numerosos elogios tanto de la crítica especializada como del público. La película era aclamada por su retrato honesto e inquebrantable del conflicto de clases y la movilidad social, y por la altura de las interpretaciones, especialmente las de Simone Signoret y Laurence Harvey.

Y su estructura narrativa no lineal, así como el uso del estilo documental aumentaban el impacto que producía, por ser elementos aún no muy comunes en aquel momento.

Además de su éxito de crítica, Un lugar en la cumbre fue también un éxito comercial, recaudando más de un millón de dólares sólo en Estados Unidos y convirtiéndose en una de las películas británicas más taquilleras del año. El éxito de la película ayudó a establecer un nuevo tipo de cine británico que reflejaba mejor la vida cotidiana, y allanó el camino para la consolidación del Free Cinema.

Un lugar en la cumbre ganó varios premios y galardones prestigiosos, como el de mejor película británica en los premios BAFTA de 1960 y la Palma de Oro en el Festival de Cannes de 1959. Simone Signoret también ganó el Oscar a la mejor actriz por su interpretación en la película, convirtiéndose en la primera actriz francesa en ganar el premio.

El éxito de la película y la aclamación de la crítica ayudaron a establecer a Jack Clayton como uno de los principales cineastas británicos de su generación, y a éste le siguieron otros éxitos, como Suspense (The Innocents, 1961) y El gran Gatsby (The Great Gatsby, 1974).

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La importancia de Un lugar en la cumbre

El hecho de que Un lugar en la cumbre mantenga actualmente su estatus como película fetiche para los amantes del Free Cinema se debe a que, aparte de su calidad en términos genéricos, es una obra que acumula la mayoría de las características más significativas de ese cine peleón en la posguerra.

Un cine peleón porque se daba de bruces contra la industria predominante, tal vez con esa justificación que daba el hecho de estar basado en una sociedad y con unos medios que procedían de grandes esfuerzos, surgidos a partir de enormes sacrificios tras unos años tan duros que lo único que quedaba para salir adelante era la creatividad.

Al estilo y a la ejecución se le suman esos otros puntos que abordamos antes, como los conflictos sociales derivados de las clases tan bien definidas que se daban en Gran Bretaña y que se siguen dando. Conflictos que, a pesar de resultar jóvenes en la escala temporal cortoplacista, no dejan de ser universales en lo que se refiere al mundo actual y, para mirarlo desde otro modo, son una metáfora de conflictos superiores, casi absolutos, que son los que rigen la condición humana desde hace milenios.

Desde el punto de vista de su repercusión en el conjunto del cine británico, Un lugar en la cumbre cambió las reglas del juego. El éxito de la película ayudó a establecer un nuevo tipo de cine que reflejaba mejor la vida cotidiana y allanó el camino para la aparición del movimiento Free Cinema.  La película también ayudó a consolidar las carreras de varios cineastas y actores importantes, como Jack Clayton, Simone Signoret y Laurence Harvey.

Pero su importancia se percibe mejor desde la distancia, ya que el legado de Un lugar en la cumbre se vislumbra dado el continuo interés por el realismo social y el conflicto de clases en el conjunto de las sociedades occidentales y, concretamente, en el cine británico.

Su influencia es evidente en la obra de cineastas contemporáneos como Ken Loach y Mike Leigh, que siguen explorando temas similares en sus películas, pero también sigue siendo un importante documento histórico de la Gran Bretaña de posguerra, por el modo en el que refleja el estado de ánimo y la atmósfera de un momento concreto con gran precisión y perspicacia.

En definitiva, y sin duda, Un lugar en la cumbre sigue siendo un clásico del cine británico y un testimonio del poder perdurable del realismo social y la honestidad narrativa.

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Un comentario

  1. Gabi dice:

    Gracias, desconocía esta película, espero encontrarla para ver online.

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