Vencedores o vencidos (Judgment at Nuremberg) es una película dirigida por Stanley Kramer en 1961 y con un grandísimo reparto entre quienes destacan Spencer Tracy, Burt Lancaster, Montgomery Clift, Marlene Dietrich, Judy Garland y, sobre todo, Maximilian Schell.
Y digo sobre todo Schell porque, a pesar de que los otros nombres puedan resultar, a priori, más conocidos, y ni mucho menos hacen malos papeles, el de Schell encarnando al abogado defensor es el que a todos nos acaba poniendo los pelos de punta.
Pero, por hablar de manera ordenada, se puede decir que Vencedores o vencidos fue una película valiente y atrevida, ya que trata temas muy delicados y muy complicados de abordar, y lo hace sin vacilar. Analizar de una manera tan reciente como lo hizo esos temas morales sobre la implicación de la población civil en la sangría que ocasionó el régimen nazi es algo que puede que hoy no tengamos en cuenta al ver la película, pero que impactó mucho sobre todo cuando apenas habían pasado unos pocos años de los juicios de Nuremberg a los que hace referencia la misma.
El juez Haynwood (Tracy) acude a Nuremberg para participar en los juicios que se están realizando a los condenados por su implicación en los crímenes nazis. En concreto, le tocará juzgar al Dr. Janning (Lancaster), condenado por aplicar las duras leyes que el régimen nazi había establecido durante sus años en el poder. Pero al conocerle, se da cuenta de que éste es un jurista muy prestigioso y respetado, lo cual le choca sobremanera.
Entra aquí, entonces en un dilema moral, ya que éste argumenta que, como defensor de la ley, tenía que hacer respetar la que fuera vigente, manteniéndose leal a su gobierno, aunque esto implicara consecuencias de gran calado ético. Y más se complica la cosa ante la tan preparada defensa que realiza el abogado Rolfe (Schelling), que no se corta un pelo, y esto es gracias también a los guionistas y responsables de la historia, a la hora de argumentar con todo lo disponible la no culpabilidad de su cliente.
A esta película se le puede echar el ojo desde distintas perspectivas. Cinematográficamente, es una buena película, en la que destacan sobre todo las interpretaciones y el guión, que para nada hacen largas sus tres horas de metraje, sino que su final es de ésos que dan pena por su llegada. Pero también es muy relevante la perspectiva histórica, por todo lo que hemos ido explicando anteriormente y porque, además, es sobre uno de los acontecimientos más importantes de la historia reciente de la humanidad.